Otro día

Otro día lluvioso y gris que a la vez es el primero en mucho tiempo, al menos acá en Buenos Aires, tierra castigada si las hay. Es uno de esos días en que mandarte a escribir a ver qué sale no suele ser buena idea que digamos. ¿Y entonces por qué lo hacés? Vocación suicida que le dicen, pero suicida light, es decir, me suicido con esto porque se que mañana voy a estar otra vez de pie, lo cual quiere decir que ni siquiera soy un suicida ni un kamikaze. Ahora,  si le sacamos la poesía dramática que conllevan esas palabras sobre sus hombros, lo que nos queda es muy sencillo: Boludo. Punto y aparte. La ciudad parece estar cubierta de algo que no sé si llamar desgano, pero que quizá es más parecido a la decepción, una de tantas que tenemos día tras día. Igualmente de la decepción al desgano el camino es demasiado corto. En fin, vamos rebotando entre los estados de ánimo como pelotita de goma, y para ser más claro, me refiero  a esas pelotitas de goma que se compran para que jueguen los perros y que rebotan mucho más que una pelotita de tenis o de ping pong. En fin, hay días en que nada alcanza, ni lo bueno ni lo malo, hay días, como suele cantar el señor Andres Calamaro "sospechosamente lights". Así es como me siento hoy, sin ganas de avanzar y sin saber qué va a venir, dura poco, solo un día, un día de estos en los que seguramente no soy el único.