Pasa un colectivo, se escuchan
algunos golpes de martillo. Detrás mío caminan 2 personas.
Conversan…
Decile que me llame, que no sea tonta.
Conversan…
Decile que me llame, que no sea tonta.
Los oigo cada vez más cerca y
entiendo que están andando más rápido que yo. A
mi izquierda un negocio de reparaciones. Al lado otro negocio. Y al lado otro
más. Como si en este lugar las cosas se
lo pasaran rompiéndose. O fallando. O
tal vez fueran mal reparadas. O bien reparadas pero con repuestos de dudosa
calidad. O tal vez la gente las descuida
demasiado. Es la sensación que me invade cada vez que miro los hongos que se
acumulan en la goma de la carga frontal que tiene el lavarropas. Cif, Mister
Músculo… nada. En internet recomendaban
un trapo con lavandina pura. Me pareció excelente. Pero todavía no lo hice.
Además tengo que limpiar el filtro del lavavajillas, cambiar el filtro del
agua, dar vuelta el colchón de resortes una vez por mes. Limpiar las estufas
una vez por año. La pantalla del LSD. La computadora. El lente de los anteojos:
La heladera. La juguera. La multiprocesadora. Usar y lavar. Usar y lavar. Usar
y limpiar. Cuidar para que dure.
En la publicidad me habían dicho
que se lavaba re-fácil. Digan lo que digan, aunque nos informemos y estemos
alertas, nunca falta el instante en el que estamos con la guardia baja y nos
dejamos embaucar por la publicidad. Plan
de mantenimiento. ¿Para qué? Para que las cosas duren, incluso nos sobrevivan.
El auto. Cambio de aceite cada 5
0 10.000 Km, Alineación y balanceo cada 20, cambio de neumáticos, de llantas
golpeadas. Además lavarlo, aspirarlo.
Una vez leí que el mantenimiento es algo que a nadie le gusta hacer, pero que
es necesario hacer. Se puede pagar para que alguien lo haga por vos. Pero no es
tan sencillo encontrar a la persona adecuada.
La casa. Barrer. Trapear. Quitar la tierra de los muebles. Pintar. Ajustar
tornillos. Barnizar… Y además bañarnos, afeitarnos, depilarnos, peinarnos, ir
al médico, al dentista, al especialista de lo que sea, y además la comida,
cocinar, en fin… ¿Cuántas horas de nuestro día nos dedicamos a tareas de
mantenimiento? Odio el mantenimiento. A veces es algo terapéutico, lo admito.
Pero lo odio. Mantener, cuidar. El mantenimiento y la responsabilidad son bastante
correlativos. Hacer el mantenimiento
necesario para que algo dure y funcione en buenas condiciones implica
responsabilidad y habilidad para hacer la tarea. Tomarse la molestia de hacerlo aunque no se
tenga ganas, porque sí, porque el deber es más importante que las ganas.
Hay gente que paga para que lo
haga otro. Hay gente que no cuenta con los
recursos para darse ese lujo y hay gente que puede pero no quiere, porque no
confía, porque entiende que nadie lo va a hacer con más cariño y dedicación que
ellos mismos.
La heladera enfría bárbaro pero
cada tanto hay que descongelarla y limpiarla. Ni hablar del baño. El inodoro,
el bidet, la bañera, el bañitori. Es lindo y necesario tener una casa, un lugar
en el cual vivir. Ahora ¿cuántas horas de tu vida te lo pasás trabajando fuera
de casa para poder tener una casa? ¿Cuántas horas de tu vida te lo pasás
haciendo mantenimiento para que luzca bien y el techo no se te venga encima?
¿Hacés la recirculación con vinagre que necesitan las cafeteras cada 6 meses?
¿Hacés lo mismo con el lavarropas? ¿viste la tierra que se junta en las repisas
y en los muebles? Una mierda ¿no? Aunque no hagas nada la tierra se junta
igual. Una vez escuché en la radio que un gran porcentaje de ese polvillo se
compone de células mueras que pertenecen a nuestra piel, la cual se va
renovando día a día. Podría ser tu piel o la de otras personas. Partículas de
piel de otras personas que el viento fue trayendo a tu casa.
¿Cuáles son las opciones? ¿Mantenimiento
o nadar en la mugre?
Además esa palabra.
Mantenimiento. Vamos a la
definición: todas las acciones que tienen como objetivo mantener un artículo o
restaurarlo a un estado en el cual pueda llevar a cabo alguna función
requerida. Estas acciones incluyen la combinación de las acciones técnicas
y administrativas correspondientes.
No me suena a futuro (por más que
de alguna manera esté relacionado con él) sino a presente asegurado.
Cuando un viejo actor suele
aparecer en la tele en muy buen estado, medio ignorando el paso del tiempo, mi
mamá suele decir: ¡Cómo se mantiene eh!
Y detrás de esa imagen hay todo un laburo que muchos no saben o no
quieren saber. Mantenimiento para eso. Para lucir bien ante los otros. Para mantenernos
estables. Para no degradarnos tanto. Mantenimiento es eso. No es avanzar, es
mantenerse ahí. Rompe las bolas pero hay que hacerlo. Admiro a la gente que
hace de esas tareas una manía, una constancia.
Incluso me rompe las bolas
mantener este blog. O limpiar el spam de mi casilla de mail. ¿Y por qué lo
hacés entonces? Si lo supiera…
No comments:
Post a Comment