Los argentinos estamos sacudidos y divididos con todo este
asunto del PAPA.
Me di cuenta cuando el mismo día del nombramiento escribí en
mi muro de facebook que más allá de ser ateo y de no creer en la iglesia, como
argentino me sentía orgulloso de que el nuevo PAPA sea nacido en estas tierras.
Y más allá de unos cuantos “me gusta”, para mí sorpresa, recibí bastantes
desacuerdos. Algunos un tanto agresivos.
Pero lo viví como se viven los momentos históricos. Es decir,
como algo que muy probablemente no vuelva a ver en el resto de mi vida.
Y sí, hubo júbilo. Lo vivimos como si hubiera sido un triunfo
del seleccionado en un mundial de fútbol. Y sí, no era un evento deportivo,
pero sí un momento en el que todos los ojos del mundo apuntan ahí… y el elegido
es un argentino. Y encima cuando nadie lo esperaba.
Ponías la radio y escuchabas a gente hablando maravillas de
Bergoglio. Que viajaba en subte y colectivo. Que fue muy importante en la lucha
contra las víctimas de la trata, que estuvo en todo momento con las víctimas de
cromañón, incluso recorriendo los hospitales en la misma noche de la tragedia.
Empezabas a enterarte de que Bergoglio daba misa en la plaza
constitución para los cartoneros y las prostitutas. Que Bergoglio recorría las villas miseria.
Que Bergoglio es un hombre sencillo y solidario. Un tipo que está al lado de
los pobres y que vive como un pobre.
Es decir, un momento hermoso para nosotros como país, más
allá de que seamos religiosos o no. Y además el deseo de que este hombre
sencillo haga historia en la Iglesia y que además sea visto en el futuro como
uno de los mejores PAPAS que ha tenido la iglesia católica.
Pero…
Aparecieron las otras voces. Algunas demasiado agresivas para
mi gusto. Vi indignación y mucha bronca. Y ahí estaban… las huellas de la
dictadura militar otra vez entre nosotros.
Y se empezó a hablar de Bergoglio y de su desempeño como
autoridad de la compañía de Jesús entre 1973 y 1979.
Las notas y videos de Horacio Verbitsky afirmando que existen
documentos que prueban que el actual PAPA Francisco había entregado a la dictadura
militar a los padres Yorio y Jalics, quienes fueron secuestrados y estuvieron 6
meses presos en la ESMA.
Y luego apareció Luis Zamora, quien interrogó al propio
Bergoglio por esta causa. Y uno lo ve convencido a Zamora. Y no puede más que
creerle.
Y hace unos días la página Web del diario Clarín puso un vídeo con fragmentos de esa declaración. Y lo que yo vi es a un tipo que no
está diciendo todo lo que sabe. Y eso más allá de que Bergoglio dio su propia
versión en el libro EL JESUITA, donde afirma que no tuvo nada que no los entregó, pero que sí los advirtió para que se fueran.
Pero también hay gente de esa época que fue salvada y
protegida por el actual PAPA. Y que hasta el día de hoy le vive agradeciendo
eso.
Sin ir más lejos, en el año 2007 dijo que las mujeres son
naturalmente ineptas para los cargos políticos. Y además hace 3 años fue el
líder de la cruzada de la iglesia católica contra la ley del matrimonio
igualitario diciendo entre otras cosas que “el matrimonio gay es parte del plan
del diablo”.
Y entonces uno se pincha un poco. Y se pregunta: ¿puede ser
que una vez que pasa esto la persona elegida no esté limpia?
Así y todo no hay que dejar de mencionar la actitud fría del
gobierno y los silbidos de los militantes de la Cámpora en el acto en el cual
habló la presidenta ese mismo día en Tecnopólis.
Porque no hay que olvidar que en un Tedeum criticó al gobierno
K por la corrupción y provocó una ruptura que hizo que el Tedeum del 25 de Mayo
ya no fuera realizado en la Catedral Metropolitana.
Y otra vez el tema de la dictadura que tanto nos sigue
doliendo. Que nos cruza la carne como una herida interminable.
Y otra vez mirarnos al espejo y ver lo que somos. Un país
dividido. Un país donde hay posiciones políticas bien marcadas. Y uno no puede
menos que avergonzarse cuando al mirar para este lado en vez de un país unido y
feliz por el nombramiento de un PAPA argentino se ve a un país en el que nos
sacamos los ojos opinando en los medios y en las redes sociales.
Si algo es cierto es que el único momento en el que los
argentinos estamos unidos es cuando la selección juega los partidos del mundial
de fútbol. Nada más.
Pero no hay que esquivarle el bulto a la verdad. El papel de
Bergoglio en la dictadura, mal que nos pese, hay que hablarlo. Hay que entender
que Bergoglio es varias personas. La información está ahí. Tómalo o déjalo. Vos
sabrás.
Los redondos, en la canción JUGUETES PERDIDOS, tiran una verdad
insoslayable: cuanto más alto sube el monito, así es la vida, el culo más se le
ve.
Y Bergoglio no está exento de esto.
Y uno, que ya está cansado de ver como se saca los ojos la
gente de los años 70. Que ya está harto del uso político que se hizo de la
dictadura y de los derechos humanos (tanto que hasta la sacralidad de LAS
MADRES DE PLAZA DE MAYO se vio manchada por la causa Sueños Compartidos). Que
ya está harto de escuchar cosas como “¿y usted? ¿En la dictadura donde estaba?”.
Que se alegra por las condenas o el fallecimiento de los genocidas. Que en el
fondo desea que esta división lamentable que se vive en el país empiece a
desvanecerse para evolucionar hacia otra cosa más positiva. Que se pone
contento de que la presidenta y el Papa Francisco se muestren sonrientes ante
el mundo y vea en eso un momento de esa paz que tanto necesitamos en estos días
de “si no pensás como yo sos un golpista”. Uno, decía, cambia de canal y va
buscando otras sintonías. Mira como la mayor parte del mundo se maravilla ante
los gestos de austeridad del nuevo PAPA. Mira a millones de católicos felices y
esperanzados. Mira eso y se pregunta ¿por qué no? Quizá este tipo no esté limpio y seguramente
se equivocó. Es más, estaría bueno que en algún momento pida perdón por lo que
hizo mal y nos tape la boca. Pero más allá de eso, puede que sea el hombre que
haga los cambios que la iglesia necesita. Y puede que sea el hombre que le
devuelva la Fe y la esperanza a mucha gente que hoy la tiene perdida.
Y sí, soy ateo. Y estoy muy feliz de serlo. Y además no veo a
la iglesia como un enemigo o como a una institución a la que deberíamos
exterminar. Pero este asunto del PAPA, como a todo argentino, me llegó
bastante.
Y más allá de eso, como argentino, le deseo, de corazón, que le
vaya bien.
Porque sí. Porque me gusta que a la gente le vaya bien.
Lo demás lo dirá el tiempo.
Es todo.
Chau.
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