Monday, June 04, 2012

ORWELL ESTÁ DE MODA



¿Leíste alguna vez el libro 1984 de George Orwell? Sino tenés ganas de leer el libro también podés mirar la película, pero así y todo, te recomiendo el libro. Escribo esto porque últimamente me cuesta dejar de pensar en él.  Sobre todo cuando veo como se manipula la verdad entre dos bandos (el gobierno vs el poder económico) a modo tal de llevar agua para su propio molino sin importar las formas. Y también al ver que tanto en el acto como en la edición 25 aniversario del diario Página 12 se ignoró por completo la mención a su co-fundador, es decir,  Jorge Lanata.

1984 fue publicada en 1949, en la era pos nazismo, y trata sobre un régimen hipertotalitario. De ahí viene la figura del GRAN HERMANO que viste en el famoso reality show.  Dentro del régimen tenés 4 ministerios. El ministerio del amor, el ministerio de la paz, el ministerio de la abundancia y el ministerio de la verdad, al cual quiero referirme.

Dentro del ministerio hay “agujeros de la memoria”. ¿Adónde dan estos agujeros? A unos inmensos hornos que funcionan todo el tiempo y en los cuales se queman documentación. Entonces los empleados del ministerio reciben desde los altos mandos la comunicación a destruir, la clasifican y la envían por estos agujeros. Incluso es donde se retocan declaraciones de las autoridades que no las dejan bien paradas.

Es como si un régimen secuestrara a una persona por pensar distinto y la hiciera desaparecer. Pero de inmediato, además, hace desaparecer toda documentación que demuestre que esa persona alguna vez haya existido, es decir: DNI, partida de nacimiento, boletín de calificaciones, fotos, objetos personales y demás cosas. Incluso retocar las fotos grupales y los videos en los que esta persona aparece. ¿Qué pasa después? La gente recuerda haber estado con esta persona, o ser su familiar, pero de inmediato se te prohíbe mencionarla públicamente bajo pena de muerte. Entonces a lo sumo vas a hablar de ella en la intimidad. Después empieza a correr el tiempo. Y muchas veces, sin haber una documentación o evidencias de la existencia de alguien, los recuerdos comienzan a deformarse y hasta se puede llegar a dudar de si esa persona alguna vez existió.  Si en los medios oficialistas no se muestran las contradicciones de los funcionarios de gobierno entonces las contradicciones o las barrabasadas no existen. Si Clarín no muestra las contradicciones de sus periodistas, tampoco existen. Si sólo consumís medios oficialistas el país es una cosa. Si sólo consumís Clarín y la Nación el país es otra. ¿Y cuál es el verdadero?

A veces pienso en la película PANDILLAS DE NUEVA YORK,  sobre todo en aquella escena en la que se ve al  “el carnicero” Bill Cutting (interpretado por Daniel  Day-Lewis) montar un “altar” con la foto de quien fuera su contrincante, el padre Vallon, rodeado de velas, sin permitir que nadie hablara mal del mejor enemigo que alguna vez tuvo. Un enemigo al cual admiraba. A tal punto que a su muerte fue enterrado a su lado.  

Es decir, “el carnicero” podría haber borrado de la memoria general la figura del padre Vallon, pero no lo hizo, al contrario, lo reivindicaba, y eso, más allá de lo mierda de persona que era, como espectador te genera cierto respeto por Bill. Un pequeño dejo de admiración.  

Entonces, volviendo a el caso de Lanata y el diario Página 12, entiendo que Jorge Lanata con su postura de hoy en día puede no caerle bien a muchas personas que alguna vez lo admiraron, pero desde el otro lado no se le puede dejar de reconocer desde las entrañas del matutino (hoy por hoy “oficialista”) que fue el  co-fundador del diario. Es de una bajeza inadmisible. Es querer reescribir la historia. Al menos, si los editores del diario o la presidenta en su discurso  durante la celebración del 25 aniversario lo hubieran nombrado, hubieran tenido un gesto que hubiera provocado cierta admiración en sus enemigos.  No digo que le prenda velas como el carnicero Bill al padre Vallon, pero sí reconocer desde el oficialismo, más allá de las insalvables diferencias actuales, que alguna vez, el hoy opositor Jorge Lanata fue co-fundador del diario y lo dirigió durante 10 años.

No es de caballeros hacer de cuenta que el que está en la otra vereda no existe. O intentar borrarlo de la memoria dejándolo de nombrar.

Salvando las distancias, a Maradona en su era post jugador de fútbol lo puteamos y hasta nos indignamos con sus actitudes y su manera de vivir y hablar. Pero nunca, jamás, vamos a dejar de reconocerle que fue el mejor futbolista de todos los tiempos. Así es como debe ser. Cada cosa por su lado.

Entonces es comprensible el dolor de Lanata expresado en su carta abierta a la presidenta.  Tiene razón cuando dice que lo convirtieron en el primer desaparecido del diario PÁGINA/12. No está bien reescribir la historia para conveniencia de uno. Porque cuando nosotros ya no estemos, las generaciones futuras leerán lo que queda escrito. No se puede permitir que la historia sólo la escriban los que ganan.

Dentro de lo que pasa en el país es nada más que un hecho personal y aislado. Pero fijate como opera el gobierno a través de sus canales de comunicación, y también como operan Clarín y La Nación. Cada uno muestra la historia que quiere. Y ninguno de ellos juega limpio. A su modo cada uno tiene su  Ministerio de la verdad, y por momentos es difícil escuchar como  se sacan los ojos dos tipos mentirosos. Entonces la verdad no existe, y si existe es como el sol, está bien tapada por las nubes de los propios intereses.

Entiendo y pienso que cuando dos mentirosos se pelean e intentan convencerte de su verdad lo mejor es levantar la cabeza y mirar más arriba. Es decir, la verdad propia. El sol detrás de las nubes.

Y lo positivo que yo veo en esta trifulca es el hecho de que no te quede otra que tomarte el trabajo de pensar. De razonar, escuchar lo que nos dicen, tamizarlo y formar nuestra propia opinión. Al pensar usamos la cabeza. Y al usar la cabeza desarrollamos la inteligencia. Y al desarrollar la inteligencia expandimos nuestro potencial. De lo cual deduzco que si hoy en día efectuamos el ejercicio de pensar, en el mañana vamos a ser un país de personas más inteligentes. Lo que no puedo asegurar es si eso va a posibilitar un país o una sociedad mejor. Pero al menos hay que hacer el intento.

Para terminar quiero citar una frase de Leopoldo Marechal: “DEL LABERINTO SÓLO SE SALE POR ARRIBA”.  

    

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