Nietzche
proclamó la muerte de Dios, así sin más. Dios ha muerto, Dios se fue, listo,
ahora hay que empezar a construir todo de nuevo. Y ahí se encontró con que la
muerte de Dios dejó un vacío donde antes había certezas, un vacío que había que
llenar con una nueva moral.
Entonces
dijo que el hombre, en su orgullo, creó a Dios a su imagen y semejanza. Y también dijo que de ninguna manera,
como se creía antes, somos la coronación de la creación. Sostuvo que el
individuo ha luchado siempre para no ser absorbido por la tribu y que ningún
precio es demasiado alto por el privilegio de ser uno mismo.
También
afirmó que tendríamos que tener la capacidad de ver el mundo “tal cual es” y no
como “debería ser”. En otras palabras, cortala con los ideales y bajá a la
tierra. Ponete a laburar desde acá, desde este nivel de la realidad y no
pensando en el allá.
¿Qué te
pasa por la cabeza si yo te digo que en realidad el mundo es perfecto tal cual
es?
Puede que
lo tomes de dos maneras:
Uno: es
la pelotudés más grande que escuchaste. Dos: encontrás en esta afirmación una nueva
manera de encarar la realidad.
Puede que
pienses que es imposible que este sea un mundo perfecto habiendo tanta injusticia
y tantas cosas por mejorar. O bien puede que pienses que es un mundo lógico en
donde cada uno lucha por su supervivencia y sabe bien que para eso tiene que
competir con los demás. Un mundo en el que si sos débil no vas a tener muchas
oportunidades de avanzar, un mundo en que los que son más fuertes que vos te
van a pasar por arriba. Es decir: el mundo es así, hay luchas de poder, miseria,
avaricia, abundancia, alegría, tristeza, honestidad, lealtad, corrupción,
traiciones, asesinatos, injusticias, y la lista sigue. El mundo es así y tenés
que adaptarte a él, aceptarlo tal cual es y aceptarte tal cual sos para después
ver qué cosas podés mejorar, qué cosas podés cambiar.
Y al pensar
que el mundo es perfecto tal cual es, deshechas el mundo ideal, ese mundo
imposible que habita en la cabeza de los soñadores. Aceptando eso te situás
mejor en el mundo real, lo detestás menos, ponés los pies en la tierra y a
partir de ahí toda esa energía que usás para quejarte, putear, indignarte o
sufrir debido a que la justicia nunca llega, la podés redireccionar hacia una
visión más realista y positiva, una visión de la cual puedan surgir nuevas
cosas. Una visión que surge de cuestionar los valores establecidos.
Para Nietzche
ser independiente es cosa de una pequeña minoría, es el privilegio de los
fuertes. Para Nietzche tener fe significa no querer saber la verdad. Para
algunos fue un pensador inquietante, incorrecto y provocador. Para sus
detractores fue el inspirador del nazismo.
“Nietzche, te hace repensar las cosas. Yo lo
empecé a leer y me dije: este tipo es un hijo de puta, es una mala persona, no
merece consideración alguna, no sé cómo alguien se lo puede tomar en serio, no
vale la pena. Aparte es un pedante tremendo, en ECCE HOMO, uno de sus últimos
libros, ha titulado algunos capítulos con frases como POR QUÉ SOY TAN
INTELIGENTE – POR QUÉ SOY TAN SABIO – POR QUÉ ESCRIBO TAN BUENOS LIBROS -. Sin
embargo uno empieza a leerlo, medio burlándose de él y empieza como a”picotear”
algunas ideas y a los dos meses ya estás enganchado mal y estás pensando como
él.
¿Y por qué se engancha uno? ¿Qué traen esas
ideas que uno empieza a picotear? Una sensación de afirmación, de estar bien en
sí mismo, de ser capaz de aceptar y querer lo que uno es. Leer a Nietzche es
como aprender a pensar a favor nuestro. “
Alejandro Rozichtner
Friedrich
pierde a su padre Carl Ludwig Nietzsche,
pastor luterano, a los cinco años. Un año más tarde pierde a su hermano menor.
Entonces, en algún momento, o quizá en varios momentos, Nietzche se preguntó
aquello que día a día se preguntan millones de personas cada vez que sufren una
injusticia o la desgracia de una pérdida irreparable: ¿Por qué Dios castiga
tanto?
Podés
aceptar ese castigo porque Dios así lo quizo y él sabrá por qué; enojarte con Dios
por un tiempo y después reconciliarte o dejar de ser un cristiano y convertirte
al ateísmo tal cual lo hizo el pensador que hoy nos ocupa.
Hoy en
día, ciento diecisiete años después de la muerte de Nietzche, cada vez más
personas entienden que el mundo opera y funciona muy bien sin la necesidad de
una intervención divina. Pero se me ocurre que en esa época no era tan sencillo
y tan común tomar una decisión como esa, una decisión por demás angustiante.
Sin Dios
se abría todo un panorama nuevo. Había que darle sentido a un universo sin Dios.
Y ahí es cuando Friedrich encuentra consuelo en el ateísmo y en las ideas de Schopenhauer,
filósofo pesimista si los hay.
“Sin la sanción y el castigo divino, el
sufrimiento humano es incomprensible”
Arthur Schopenhauer
Para
Schopenhauer, toda vida terrenal es esencialmente sufrimiento, y aún cuando el
hombre consigue mitigar o escapar momentáneamente de él, termina por caer de
manera inexorable en el insoportable vacío del aburrimiento.
Ahora,
para escapar del mundo, Schopenhauer no valida el hecho de suicidarse. Pero en
cambio nos sugiere tres alternativas.
1- La contemplación desinteresada de
las obras de arte
2- La práctica de la compasión
3- La autonegación del yo mediante la
vida ascética.
Y es en
esa idea de escapar al sufrimiento por medio de la contemplación y el disfrute
del arte que Nietzche prácticamente se enamora de Wagner, de quién sostiene que
su música representa un ideal precristiano, simbolizado por Dionisio, el dios
griego de la embriaguez y el exceso, un dios con absoluta insensibilidad a la
tristeza, el dolor y la tragedia.
Entonces
Friedrich ve en este “remontarse al mundo precristiano” una línea por la cual
empezar a construir una moral para un mundo sin dios. Y tras varias obras llega
la que sería su obra cumbre: Así hablaba
Zaratustra (Un libro para todos y para ninguno), donde nos habla de la
muerte de Dios, del superhombre, de la voluntad de poder y del eterno retorno,
entre otras cosas.
Le siguen
Mas allá del bien y del mal, dónde
para él deben situarse los espíritus libres, La genealogía de la moral, donde se dedica a revisar y a cuestionar
el origen de nuestros valores y El
anticristo, libro en el cual realizó una ataque intempestivo al
cristianismo, donde lo acusa, entre otras cosas, de privarnos del goce del
cuerpo, de “desterrar al cuerpo de la cultura”. Entonces para Nietzche, negar a
Dios será la única forma de salvar el mundo.
Algunos
estudiosos de su obra sostienen que era un hombre de reacciones tardías, ya que
escribió un libro como El anticristo
veinte años después de renunciar al cristianismo. Incluso sostienen que sin
Nietzche, probablemente no hubiera habido un Freud.
Además es
un transmutador de valores por excelencia. La primera vez que lo lees, te da
una trompada en la cara, te hace enojar, pero a la vez hace que ese enojo de
alguna manera te resulte encantador. Cuando abrís un libro de Nietzsche, te
encontrás con alguien que te dice: ¿sabés qué? Todo lo que creíste hasta ahora
es falso, todos los dioses a los que adorás tienen pies de barro. Dios está
muerto. A partir de ahora, estamos solos, y como seres humanos debemos afrontar
el vacío que ha quedado tras su muerte. Debemos pensar y crear una nueva moral,
una moral sin Dios.
También
nos dice que el hombre debe dejar de mirar hacia arriba y en cambio mirar a sus
pies. Porque el hombre es algo que debe ser superado, es un puente y no un fin.
El hombre de ninguna manera es la coronación de la creación.
Fuerte, ¿no?
Y si hoy en día te parece fuerte, imaginate cómo habrá sonado allá por 1880,
cuando se publicaban sus obras…
Nietzche
te dice muchas cosas: te habla de cultivar un espíritu libre que esté más allá
del bien y del mal. Te aconseja que te hagas amigo de tus propios fantasmas,
que aprendas a convivir con ellos. Y en el fondo lo que Nietzche pretende es
que al lograr pensar por vos mismo, no lo respetes, sino que lo pasés por encima,
que te cagues en él y sigás adelante, que ejerzas tu voluntad de poder. Como
bien dijo el novelista Will Itself, “la
filosofía de Nietzche no es una guía para que pienses como él, sino para que
pienses por vos mismo”
Porque Nietzche
quiere que explores las virtudes y los defectos de tu cuerpo, porque para él
todo conocimiento tiene su origen en el cuerpo. Ese cuerpo al que el
cristianismo, según sus propias palabras, desterró de la cultura. Nos dice que
aunque la sociedad quiera hacernos creer que somos todos iguales, en realidad
somos todo lo contrario y que eso no debe ser corregido. Nos dice que hay gente
mediocre y gente espiritual, gente que afirma la vida con toda su fuerza y que
de acuerdo a esa manera de ver las cosas merecen un trato distinto. Nos dice
que es natural que haya fuertes y débiles, que debemos aceptarlo y entender que
no está mal que el pez grande se coma al chico, porque la vida es una lucha
constante por imponer lo que somos. Nos dice que en un principio, todas las
pasiones son estúpidas, hasta que con el tiempo se van modelando y educando,
adquiriendo cierta espiritualidad. Nos dice que estar de acuerdo con lo que
dice la mayoría, no es propio de un espíritu libre y que hay que renunciar a
ese acto de mal gusto. Que si tenés la voluntad de querer algo tenés que
desplegar todas tus fuerzas para conseguirlo y además vencer a la oposición que
te presentan los demás. Que tenés que ver a esa oposición, no como algo
negativo, sino como un obstáculo necesario y natural que va a probarte de qué
estás hecho, y cuánto de firmeza hay en tus ideas y en eso que querés. En
resumen, Nietzche pretende que a través del conocimiento sepas si sos una
persona valiosa o sólo uno más del rebaño.
Y para
terminar: ¿sentiste hablar del eterno retorno? Bueno, imaginate que estás
durmiendo, de repente te despertás y en la ventana ves a un demonio que te dice
que de ahora en adelante tu vida, tal cual la viviste y tal cual la vas a vivir
se va repetir indefinidamente, infinitamente, exactamente como la estás
viviendo, ¿qué te parece eso? ¿No te haría replantearte cómo estás viviendo tu
vida?
Esta
posibilidad se nos muestra terrible ya que, según Nietzsche, vivimos la vida
sin la intensidad necesaria y sin la pretensión y anhelo de convertir cada
instante de la vida en algo maravilloso en sí mismo hasta el punto de justificar
la existencia. Nietzsche afirma que el Superhombre es quien considera el eterno
retorno como algo muy positivo ya que ha sido capaz de crear una vida tan
intensa y genial que la posibilidad de que esta vida pueda ser repetida
infinitas veces le parece maravillosa. Ante la elección de repetir la misma vida
o de tener otra vida diferente, el Superhombre no puede sino desear volver a
vivir la vida que él considera perfecta e inmejorable.
Asi que
bueno, fijate qué te produce Nietzche, fijate qué cosas podés tomar de él y
cuáles no, pero sobre todo tratá de pensar por vos mismo, es lo mejor que podés
hacer. Y a partir de ahí afirmar la vida desde tu visión del mundo.