Que KRAFTWERK fue la banda pionera en el hecho de hacer música con computadoras de eso no caben dudas, tampoco de su influencia en grandes bandas de los años 80 y 90, pero el show que brindaron en el club ciudad de Buenos Aires (previo al show de RADIOHEAD) fue una exquisita demostración de frialdad. Frialdad de máquina le podríamos decir. Por momentos no llegué a encontrarle sentido al hecho de estar en medio de una multitud viendo a 4 tipos vestidos de negro, ultraestáticos detrás de 4 laptops haciendo música tecno mientras por las pantallas de vídeo se disparaban imágenes que no llegaban a decirme nada. Mientras miraba pensaba que ese tipo de show seguramente fue algo muy novedoso en la década del 70, donde no bastaba con apretar un botón y disparar loops como ahora sino que había que marcar el tempo golpeando pads y programar cajas de ritmo de manejo un tanto complejo, y a la vez coordinarlas, pero hoy, a punto de terminar esta primera década del nuevo siglo, me parece poco interesante escuchar una voz robótica repitiendo "MEN, MACHINE, SEMI HUMAN BEING" o "MUSIC NON STOP" hasta el hartazgo. Hoy en día cualquiera lo puede hacer en su casa con un programita simple. En fin, creo que serían más efectivos en una exposición de reliquias del arte moderno. Así y todo hubo un par de momentos que sacudieron un poco la modorra, como cuando "tocaron" THE MODEL, mientras por las pantallas se veían imágenes de modelos femeninas de los años 50 y 60. En fin, no estuvo mal como aperitivo, pero es realmente extraño ver como algo que va tan a contramano del calor que propone el rock puede tener tantos adherentes. No hubo ni siquiera un hola o un adiós. Hubo maniquíes robots y un final con trajes fosforecentes, pero no sé, me cuesta entender ese tipo de espectáculo.
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