ALFONSÍN

Cuando volvió la democracia, en diciembre de 1983, yo tenía 9 años. Festejé el triunfo del radicalismo agitando banderas en la calle junto con mis viejos y mis abuelos. Los discursos de Alfonsín durante la campaña electoral eran algo estremecedor. Eran tiempos en los que un político podía darse el lujo de meter 150.000 personas (en su mayoría autoconvocadas) en la 9 de julio, o llenar Velez, o llenar el estadio de Ferro. Recuerdo las boinas blancas, la sensación de libertad y esperanza, las discusiones en los recreos de la escuela primaria, que vivan los peronistas, que vivan los radicales, cada uno representando la bandera familiar, lo que escuchaba hablar en casa. Hace una pocas horas, afectado por un cáncer de pulmón, a la edad de 82 años, Alfonsín dejó de existir. Debo admitir que más allá de cierto estado de congoja, debido al profundo respeto con el que los medios difunden las noticias, y porque además un ex presidente no fallece todos los días, no terminó siendo alguien que tenga en lo más alto. Fue bueno lo del juicio a las juntas, la CONADEP y la defensa de las instituciones, pero también recuerdo aquello de "Felices Pascuas, la casa está en orden", la terrible hiperinflación que devino en saqueos y en más pobreza y el pacto de Olivos. Para algunos tuvo la suerte de ser el primer presidente democrático luego de la última dictadura, otros sostienen que en realidad no lo dejaron gobernar, que estuvo rodeado de mucha calaña que hoy continúa con sus negociados en las sombras de la política. Hace poco, con motivo de los 25 años de democracia, se le rindieron homenajes (merecidos, por cierto) y se lo encumbró como el "símbolo del retorno a la democracia". Para mí Alfonsín es parte de las imágenes de mi niñez, un mundo al que uno, más allá de lo que haya sido, nunca deja de mirar con simpatía. Me quedaré con sus discursos, esos que tanto disfrutaba de mirar por televisión, me quedaré con esa pose de hombre campechano y vigoroso que nos hablaba con una excelsa pasión,  me quedaré con esa imagen en la que tanta esperanza tuvimos muchos de los que hoy ya tenemos mas de 30. Por eso vaya esta congoja y mi más sentido pésame a su memoria.