Bueno, es un poco lo de siempre, al menos acá en el cono sur, cuando llega marzo medio que arranca el año. Bueno, no es así para todos pero sí lo es para una inmesa mayoría. Están los que en el verano, por el sólo hecho de que no pueden darse el lujo de parar, le siguen dando, pero en marzo es como que están todos en la misma, incluso los chicos que deben volver, siempre y cuando haya acuerdo gremial, a esa escuela que no extrañan ni a palos. El tema es que marzo arranca y vuelven los congestionamientos, las aglomeraciones, los medios de transporte hasta la manija en las horas pico... y es como que un poco los que se quedaron, que durante el verano viajaron algo más distendidos en los trenes y colectivos pero no por eso menos acalorados, empiezan a vociferar para sus adentros "ya volvieron estos rompehuevos, che, tan tranquilos que estábamos". En fin, muchos viven esperando marzo para sacudirse la modorra de febrero, o para que levanten las ventas, o para que el mundo la corte con su pausa veraniega y todos esos programas que hablan de Mar del Plata, la guerra de vedettes, los almuerzos de Mirtha con las olas y el viento de fondo, las propagandas de Quilmes, los jingles de Pippo Cipolatti para una compañía de telefonía móvil, la imagen de que estar en la playa este verano nos hará felices y la mar en coche. Muchos esperan marzo, e incluso me animo a decir que todos esperamos marzo, porque en el fondo sólo se trata de una cuestión existencial, el asunto de que suene la campana de largada para empezar a correr y ver si podemos ser parte algo que nos haga sentir vivos aunque sea un poquito.
No comments:
Post a Comment