Para algunos especialistas Michael Jackson fue para la música pop lo que Elvis Presley para el rock. Un artista que marcó a fuego los años 80 y gran parte de los 90. Mocasines negros, medias blancas y pantalones por encima de los tobillos para resaltar el movimiento de un cuerpo de goma. 57 kilos de peso, chaquetas de lentejuelas azules, un guante blanco en la mano izquierda, lentes de sol que no se quitaba en público, ni siquiera en la entrega de los Grammy del año 1983 cuando arrasó con 8 premios. Fue el comienzo de un furor que marcaría para siempre la infancia y la adolescencia de millones de personas en todo el mundo. Concursos en la TV, en las radios, en los asaltos en donde el duelo consistía en ver a quién le salían mejor los pasos. El eterno moonwalking, un riff de bajo que haría historia en la canción BILLY JEAN, las pandillas callejeras bailando en el vídeo de BEAT IT, siempre un paso adelante en la producción de vídeo clips (el espectacular THRILLER llevó seis meses de preproducción)que de repente eran verdaderos cortometrajes. El Peter Pan del Pop. El hombre que nunca quizo dejar de ser niño. El que se alzó con los derechos de las canciones de los Beatles. El que compró el esqueleto del hombre elefante. Y la lista sigue: el altar a Liz Taylor, el ¿matrimonio? con Lisa Marie Presley, el zoológico y el parque de diversiones (NEVERLAND) en el jardín de su casa, dormir en una cápsula de oxigéno para vivir hasta los 150 años, las constantes cirugías que lo transformaron en el hombre de las mil caras, el matrimonio con Debora Rowe (la asistente de su dermatólogo) que dio vida a tres hijos, el espantapájaros del Mago de OZ, el que se acostaba con chicos y amanecía demandado, el que mostró a su bebé desde la ventana de un sexto piso, el que no salía a la calle sin su barbijo, el que se paseaba por el cesped en silla de ruedas para no tener contacto con los gérmenes de la hierba, el artista que llevaba consigo un ejército de dobles (Incluso se llegó a afirmar que muchos de estos dobles eran los que bailaban en los shows), el que pagó 154 millones de dólares por un oscar de GONE WITH THE WIND, el que creó la Fundación Heal The World dedicada a los niños pobres y al medio ambiente, el más talentoso de una familia de locos... Uno de los tantos niños maravilla que terminó en la locura. Nos queda su música. Hay cuatro discos suyos que son imprescindibles: OFF THE WALL (1979), THRILLER(1982), BAD (1987), DANGEROUS (1991). Después su talento musical entró en una encrucijada sin salida. INVINCIBLE (2001), su último trabajo de estudio, fue un completo fracaso. Acosado por las deudas estaba a punto de comenzar un gira mundial que le reportaría 50 millones de dólares, la gira que quizá lo hubiera devuelto al pedestal del show business y apartado de los ecos de su escandalosa vida. Falleció ayer en la ciudad de Los Angeles a las 2:26 pm, se dice que de un paro cardíaco. En el aire hay cierta conmoción silenciosa. Se fue el último rey del pop, un cetro que ni siquiera su excéntrica vida habían logrado quitarle. Comienza una leyenda. Mejor recordarlo en sus mejores tiempos y con lo que mejor hacía: estar arriba de un escenario.
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