Tuesday, August 18, 2009

THE FUTURE IS CLEAN


THE FUTURE IS CLEAN, le dijo Andrew Oldham (mítico productor de los Stones en los años 60) a Charly García en algún momento de la grabación del fallido y quizá apócrifo KILL GIL. “Él lo vio antes. Y hoy, ahora, estoy disfrutando esto. Porque nunca me pasó… estar limpio”, cuenta Charly en la reciente entrevista que dio a la revista ROLLING STONE. “Se pensaba que las drogas no hacían nada y no es así”, suelta después. Quizá es lo mismo que piensa Skay Belinson cuando por las mañanas sale a correr por los bosques de Palermo buscando desintoxicar un poco los pulmones. La idea me gusta mucho. El futuro es limpio. Suena hermoso y contundente. Un llamado a limpiar y a limpiarnos de una buena vez, a buscar la manera de vivir de un modo más saludable para nosotros y para el planeta. Si uno toma esa frase, la saca del contexto original en el que fue dicha, y la piensa podría decirse que una nueva utopía comienza a instalarse entre nosotros y nuestras cabecitas que ya están hartas de ser voladas. Una utopía que por lo difícil de la tarea nos incentiva a caminar hacia el horizonte. El objetivo es tan simple como complicado: un futuro limpio, un futuro mejor. Si uno lo toma como bandera, es difícil resistirse a ese sonido. A mí me basta con mirar a mi hijo crecer y al mismo tiempo pensar esa frase: THE FUTURE IS CLEAN. Y ya sé que son muchas las utopías que han quedado en tan sólo una mínima aproximación de lo que se suponía que iban a ser las cosas una vez que acabara la lucha. En algún momento estuvo el miedo a la guerra nuclear, los hippies, el LSD, el sueño de un mundo socialista y más justo para todos, o la creencia de que con la democracia se acabarían los dictadores (entre otras tantas). Pero ahora lo pienso de otra forma. Tiene mucho sentido y va más allá de nuestras diferencias. Lo importante es limpiar el planeta y limpiarnos a nosotros. Afuera las sustancias tóxicas, o a lo sumo reservarles un pequeño lugar los sábados a la noche. Reconstruir el paraíso que nunca vimos. THE FUTURE IS CLEAN. A veces cuando voy manejando por la avenida 27 de febrero y veo al Riachuelo lleno de basura y de aguas que no parecen correr junto a una orilla llena de árboles jóvenes, plantados y alineados por el hombre (quizá con la idea de que crezcan y no dejen ver el río), me permito soñar que algún día lo voy a ver limpio, lleno de vida y corriendo tranquilo entre nosotros. Sería un buen comienzo. 

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