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"....Y EMPIEZO A PENSAR QUE EN REALIDAD HAY MUY POCA GENTE."
IDEAS - CRITICAS DE BUENA LECHE - DELIRIOS Y OTRAS YERBAS NO TÓXICAS (TODO DENTRO DE UN MARCO LITERARIO)
Una vez disuelto OASIS sólo restaba esperar y ver cuál de los dos hermanos más conflictivos del rock daba el primer golpe. Pasó el tiempo y Liam, el más renegado y menos talentoso de los Gallagher irrumpe en la escena musical con su banda BEADY EYE, que no es otra cosa que la formación de OASIS sin su compositor de himnos generacionales por antonomasia. Entonces ¿qué podía esperarse de este tipo incivilizado, pendenciero y poco carismático? Otra manera de decirlo: ¿Qué expectativa podía generar Oasis cambiándose de nombre y sin las grandes canciones de Noel? En mi caso ninguna. Pero tengo que rendirme ante la evidencia. DIFFERENT GEAR, STILL SPEEDING (algo así como ARTE DIFERENTE, SIGUE ACELERANDO) es sin duda el mejor disco de OASIS desde MORNING GLORY. Andy Bell (bajista de Oasis) retoma la guitarra, su instrumento natural, y eso se nota. Matt Jones se incorpora en los teclados, Gem Archer sigue con la guitarra, y Chris Sharrock en la batería. ¿Y el bajista? Se incorpora a Jeff Wotton sólo para actuaciones en vivo.
Nos encontramos ante un disco con poca distorsión y un rock and roll más cercano al de los años 50 y 60. Se deja escuchar desde el principio con un arranque bien OASIS en FOUR LETTER WORD, luego va atravesando diversos climas y logra ser efectivo sin apartarse mucho de la ruta. Además no podían faltar las canciones al estilo SONGBIRD y el típico “homenaje” a Lennon (el espíritu de John sobrevuela gran parte del disco) con la canción THE ROLLER, que de sólo escucharla ya se entiende que es un calco de Instant Karma. Muy recomendable BRING THE LIGHT (canción bien rutera) y THE BEATS GOES ON, una hermosa composición de Andy Bell ideal para cerrar de un modo emotivo cualquier concierto. Qué mas puedo decir, fue toda una sorpresa descubrir este disco. Liam me tapó la boca. Fue inteligente y supo rodearse como para seguir en carrera. Eso sí, tal cual se ve en los videos, el tipo sigue siendo Cero Carisma, pero a esta altura ¿a quién le importa? Prendé el equipo, poné THE ROLLER y disfrutá. Permitite 5 minutos de amnesia y olvidate de que alguna vez, alguien llamado Lennon compuso una canción llamada Instant Karma.
Si no hablo con nadie estoy mejor. Si hablo me cuentan. Si me cuentan me entero. Si me entero me pongo mal. Veo las cosas otrora coloridas un tanto oscuras. A tal persona le pasó esto. A aquella le pasó lo otro. Que mostraron en el noticiero como se paran en el medio de la calle y te apuntan con un arma para que pares el auto. Que yo freno, que yo lo paso por arriba, que es una cuestión de suerte, que si te toca dales todo lo que tengas y rogá que no estén pasados de merca y te metan un cuetazo (¿se escribe así?). Sí, ahora ya no te lo cuentan, lo ves en la tele con tus propios ojos. Las cámaras de seguridad no protegen sino que se convierten en el ojo de un cineasta amateur. Son testigos. Testigos incapaces de deformar la acción. Dos tipos detrás de un mostrador. Dos que entran con un arma. Gorra con visera para que no se vea el rostro (¿Habrá que poner cámaras en el piso entonces? ¿Sirve de algo verles la cara?) Menos de un minuto y medio y ya están corriendo por la calle. O un tipo que entra armado a una escuela de Brasil y se carga 12 vidas (Y esta vez Marilyn Manson no tuvo nada que ver). Los alumnos corriendo desesperados por los pasillos...
Cuando hablás con la gente acerca de la inseguridad te llenás de cosas. Porque todos tienen una historia. A todos les pasó algo… o sino a un familiar o a un conocido. Pareciera que vivimos sabiendo que un día te va a tocar. Que de eso es imposible que te salves. Entonces mejor no hablar. Parece tan inevitable como la muerte. Mejor no hablar, o hablar poco. Uno no habla tanto de la muerte con los amigos. Está ahí. Se nombra de vez en cuando. Si se habla mucho te ponés mal. Y lo que más te jode es saber que no tiene solución, que apenas se puede aspirar a una muy leve mejoría a largo plazo. Y entonces la sugestión. Agorafobia. Rejas en la ventana. Ceremonias en el living. Encuentros en el ciberespacio. Y de chico jugabas en la calle. Y hasta pensás que eran tiempos mejores. El futuro ya llegó hace rato.
Diálogo entre dos personas que bien podrían ser artistas:
A-Che ¿qué te pareció lo que escribí? ¿Te gustó?
B-No, la verdad que no, me pareció una mierda.
La expresión de B provoca cierta reacción en A
A-Por lo menos hago algo, no como vos.
B-Para hacer mierda como esa prefiero no hacer nada.
A esta altura puede que algunos de ustedes hayan tomado partido por uno u otro personaje. O puede que resuenen en sus cabezas ciertas frases hechas: “Mejor que decir es hacer”, “Si voy a hacer algo lo hago bien, sino no lo hago”, etc. Siempre recuerdo algo que dijo el actual Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en respuesta a ciertas críticas hechas a su gestión: “Nos equivocamos porque hacemos”.
Analizando dicha expresión pareciera ser que el que hace se equivoca hasta que aprende y lo hace bien. Pero también pasa que hay personas a las que no se les permite equivocarse. Porque si se equivocan se trastoca la vida de mucha gente. Aunque en el caso del arte, el hecho de que al otro no le guste no quiere decir que forzosamente te equivocaste. Salvo que no le guste a nadie. O que sea muy inferior a algo que hayas hecho con anterioridad. Lo que en este caso se traduciría como una equivocación de rumbo. Y una equivocación de rumbo podría verse también como un simple “estoy buscando a ver dónde me quedo”.
Lo ideal sería que uno aprenda sin equivocarse (o sin crear cosas de baja calidad). Pero a veces hay que sentir el error (o el haber creado algo pobre) en carne propia para aprender mejor. Es como que no quedan dudas de lo que podría pasar sin en vez de hacer lo que te enseñaron, hacés lo que vos creés. El ser humano no es perfecto y se equivoca.
Después está el arte de ocultar los propios errores. Yo a eso le llamo hacer marketing de uno mismo. Lo que en criollo se dice Chamuyar. Y dentro de ese grupo está el que critica al que se equivoca (en este caso vendría a ser B), y en ese virulento criticar asoma como alguien mentalmente superior cuando en realidad es una persona que tiene gran habilidad para ocultar sus errores. Después está lo otro. Si se equivoca es porque aprendió mal, o sea, es un tonto. ¿Y si le enseñaron mal? ¿Qué margen de error tiene alguien que opera en una central atómica?
Por un lado, poniéndome de parte de A, yo pienso que pararse en la vereda de enfrente y criticar al que hace, lo que se dice Ser Oposición por el simple placer de serlo, es de lo más mediocre que puede haber. Está bueno criticar al otro si hago con mi vida algo más que criticar. Está bueno criticar si después me banco que me critiquen. Es una especie de trueque: vos opiná de lo que yo hago, pero después yo opino de lo que vos hacés. O al revés. Pero una cosa es criticar de buena leche, y otra cosa muy distinta es decir que eso es una mierda.
Ampliando un poco: ¿por qué alguien no puede decirte que eso que hiciste es una mierda? ¿Está mal? No sé si está mal, el asunto es que ocurre. Quizá en vez de decir “eso es una mierda” quedaría mejor que ese alguien expresara un simple “no me gustó”. Para el caso podría ser que te duela lo mismo, pero que al otro no le guste es muy distinto del hecho de que tu creación le parezca una basura. A mucha gente no le gusta Frank Zappa. Y Fran Zappa era un genio innegable. Pero no por eso todo lo que hacía podía llegar a gustar. Y que no te guste Frank Zappa no quiere decir que seas un tonto.
En el libro El Mundo de Sofía (Jostein Gaarder, 1991) leí algo sobre el filósofo Locke que me definió más la cosa:
“Las cualidades primarias, tales como tamaño y peso, es algo sobre lo que todo el mundo puede estar de acuerdo, porque está en las cosas mismas. Pero las cualidades secundarias, color y sabor, pueden variar de una persona a la otra según la constitución de los sentidos de cada uno. Una naranja te puede parecer dulce o agria, pero no te puede parecer que tenga la forma de un dado.”
Cuando algo no me gusta digo que no me provocó nada, que no afectó en absoluto mi sensibilidad.
Lo cierto es que uno muchas veces hace cosas feas creyendo que son lindas. ¿Si alguien viene y te dice que es una mierda te está haciendo un favor? En el mejor de los casos es un cachetazo que despabila. Y en el peor de los casos algo que te bloquea y te priva de avanzar. Eso ya va en cada uno. Lo cierto es que el mundo está lleno de gente que te va a decir que lo que hacés es una mierda. Hay que aprender a convivir con eso, con la realidad en sí. Exponerse tiene sus riesgos. Y de esto sabe mucho cada jugador de fútbol cuando sale a la cancha. Cuando hacés algo y lo mostrás te exponés. Y si te exponés vas a recibir de todo. El tema está en saber filtrar. Y también en aquel viejo dicho que dice “Tomálo como de quien viene.”
Anoche soñé que viajaba en el tren Sarmiento. Pero no eran las unidades de ahora sino las anteriores, las que tenían esos asientos con respaldo reversible. Obviamente la mayoría estaban rotos y no había lugar donde sentarse. Para colmo había subido con un ejemplar de TRÓPICO DE CAPRICORNIO de Henry Miller (editorial Bruguera) y no lograba acomodarme como para empezar a leerlo. Después de tanto caminar me di cuenta de que lo había perdido u olvidado en algún lado y a la vez no tenía ganas de hacer todo el camino de vuelta para buscarlo. Entonces saqué de mi bolsillo un reproductor de MP3 y empecé a escuchar a Roy Orbinson haciendo una versión de Redemption song en un acústico para MTV. Cuando terminó la canción el tren llegó al final del recorrido, pero no era la estación de Once, sino que bajé junto con toda la gente directo a una avenida ancha. Entonces empecé a caminar por la vereda y volví a poner en el MP3 a Roy Orbinson cantando Redemption song. De repente se me da por mirar a mi derecha y veo la entrada del Cementerio de la Chacarita. No era una entrada que hubiera visto antes, me quedé un tanto atónito mirando eso mientras Roy Orbinson terminaba de cantar y la gente comenzaba a aplaudir. Después miré hacia el horizonte y sonó el despertador…. Como siempre ocurre en estos casos. Me levanté y me quedé pensando en que Roy Orbinson nunca cantó ni grabó esa hermosa canción de Bob Marley y que tampoco hizo nunca un acústico para MTV. Pero fue hermoso escucharlo en sueños. Fue lindo escuchar esa voz única versionando una canción tan maravillosa como banda de sonido de este mundo onírico que sólo nuestro subconciente es capaz de construir. Me desperté y me puse a escribir porque sentí la necesidad de contarles esto. No siempre se tienen esta clase de sueños. Y mientras escribo todavía sigo escuchando aquello de “’Cause all I ever had, redemption songs…”