Ayer se cumplió un año del ACV que sufrió Gustavo Cerati luego de hacer el que sería su último Show en Caracas, Venezuela. Un año tremendo no sólo para Gus sino también para sus familiares. Fue conmovedor ver como Sudamérica se lleno de homenajes, la suelta de globos en el planetario y sobre todo la entereza de Lilian Clark, su madre, quien no para de tener fé y esperanza en la recuperación de su hijo. Y es encomiable la manera en que su familia ha sabido poner un cerco alrededor de Gustavo para manejar la relación con la prensa y con los fans. Y son ellos los únicos que, más allá de los escuetos partes médicos, pueden contarnos como es el día a día de Cerati. Entonces sabemos que va Mollo y le canta. Que lo va a visitar Spinetta y le canta. Que va Leo García, e incluso grandes celebridades, pero todo muy bien manejado, con absoluta discreción. Así y todo el testimonio más conmovedor lo dio su madre al decir “cuando llego le digo ¡llegó mamá! Y entonces me aprieta la mano”.
Las muestras de amor para con Cerati que se han dado este año han sido interminables. No sólo se han referido a él figuras de la talla de Shakira, Cristian Castro, Caifanes (por tan sólo citar gente fuera del contexto del rock) sino también el mismísimo Bono en su reciente visita a la Argentina. Y ni hablar de la cantidad de premios y reconocimientos por su último trabajo FUERZA NATURAL y su participación para recaudar fondos para las víctimas del terremoto de Chile.
Y la verdad que jode. Porque uno no sabe cuando va a terminar esto ni cómo va a terminar. Ni siquiera sabemos si lo podremos volver a ver con una guitarra. En el fondo es triste, porque es una de las figuras más emblemáticas y encomiables de nuestro rock. Sólo queda esperar y ver qué pasa. Una espera desgastante. Mientras sus signos vitales continúen en stand-by hay vida. Y a esta altura eso es algo muy importante. Vamos Gus. Ponete Bien. Fuerza Natural para vos y tu familia.
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