LA LECCION DE TOMÁS (PARTE 2)

Igualmente creo que tanto en el caso del las torres gemelas como en el del abuso sexual, o incluso con el tema de la adicción al alcohol de Ariel Ortega, cuando estamos en la mesa del café, en el lugar de trabajo o en una simple conversación, solemos escuchar todo tipo de opiniones. Las hay serias, irónicas, racistas, morbosas, estúpidas, ilógicas, etc… Pero de última es algo que queda ahí y si se dice algo desubicado sólo le va a afectar a unos pocos que optarán por reaccionar o no. El problema surge cuando la tele lleva este tipo de aberraciones a la pantalla y en su modo de mostrarlo de alguna manera refleja las muchas boludeces que a veces se dicen en las situaciones cotidianas. La tele, como medio de comunicación debería ayudar a que cambiemos un poco nuestra conciencia mediocre y no darnos más de nuestra propia boludés y así volvernos más boludos todavía. Tampoco creo en el si no te gusta cambiá de canal. Más bien deberíamos plantearnos que si el cinismo de los Rial y los Tinelli marca el ritmo de la audiencia algo grave nos está pasando. Si no tuvieran el rating que tienen no estarían en pantalla, y no me vengas con que no hay nada para ver. La verdad es que somos atraídos por una especie de embudo hacia una botella llena de nuestra propia boludez.

LA LECCIÓN DE TOMÁS

La otra noche en el programa TVR (Sabados a las 21hs, canal 13, Buenos Aires, Argentina) el señor Tomás Abraham (pensador, ensayista) nos dio un cachetazo intelectual a todos los que miramos televisión con ansias de que cualquier cosa nos divierta. Luego del informe sobre el juicio en el que se lo acusa al Padre Grassi de abusar sexualmente de varios chicos, el señor Tomás Abraham rompió el clima festivo y jocoso que suele tener el programa aduciendo que en vez de interesarnos quién paga los abogados del acusado, deberíamos preguntarnos qué es lo pasa con esos más de 6000 chicos que viven en la fundación Felices Los Niños, si alguien los cuida, si se los atiende, si están recibiendo educación y atención médica, etc… También opinó que la TV no debería mostrar a un chico llorando porque un señor que estaba al lado suyo le había tocado el culo (fragmento del reality Policías en acción) porque eso es tan aberrante como mostrar esas escenas con música. ¿A ustedes les parece bien mostrar un informe así con música? ¿Por qué aplauden? Dijo un tanto indignado. A lo cual Sebastián Wanraich, uno de los conductores, replicó con un tibio “aplauden la calidad del informe” que no alcanzó para enfriar los animos. Más allá de eso, al escuchar esta opinión confieso que me sentí un tanto culpable. Porque lo cierto es que Tomás tiene razón, uno mira esas cosas como si fuera algo de todos los días e incluso se ríe con la canción que ponen mientras desfilan las imágenes del padre Grassi. El abusar sexualmente de un chico es algo demasiado aberrante y mostrarlo de esta manera tal vez lo desdramatiza un poco. Creo que si no nos toca de cerca no tomamos estas cosas con el grado de gravedad que ameritan. Por eso agradezco al señor Tomás por habernos puesto en caja a miles de televidentes en un frío Sábado a la noche. Por otro lado, no es la primera vez que TVR se zarpa con alguno de estos temas. Baste como ejemplo el informe donde se mostraba la caída de las torres gemelas al son de New York, New York, la festiva canción interpretada por Frank Sinatra. Más allá de eso, la intención de este post no es desacreditar al programa, sino más bien sugerir que deberíamos parar un poco la pelota con tanto cinismo cotidiano. (Continuará)

LO NUEVO DE SPINETTA

Un nuevo disco de Luis Alberto Spinetta siempre es bien recibido. No sólo por lo que “el flaco” (como cariñosamente lo llaman sus fieles) representa para la historia del rock nacional, sino porque es un artista único en el mundo en cuanto a su poética y su música. Para sus seguidores y para la música en sí, que Spinetta siga vigente y continúe extrayendo canciones de su inagotable cantera, nunca deja de ser una buena noticia. En este caso la obra se titula UN MAÑANA y continúa en la línea de sus anteriores producciones bien llamadas PARA LOS ARBOLES y PAN. Los que lo seguimos desde hace tiempo ya tenemos en claro que los discos del flaco no suelen calar hondo de entrada y este no es la excepción, y más si comienza con la atmósfera densa y un tanto jazzera de La mendiga. Hay que escucharlo varias veces e ir asimilándolo, ir descubriendo lo que el artista nos quiere decir a través de su lírica un tanto hermética y su compleja musicalidad. Lo que sí se puede afirmar de entrada es que UN MAÑANA está un tanto lejos de ser uno de esos discos fundamentales del flaco como lo fueron ARTAUD, LOS NIÑOS QUE ESCRIBEN EN EL CIELO, TESTER DE VIOLENCIA o, un tanto más acá en el tiempo, el doble CD que editó junto a LOS SOCIOS DEL DESIERTO. Incluso en algunas canciones cuesta digerir su poesía debido a que su voz, ya un tanto gastada por el paso del tiempo, no aparece muy al frente sino como un instrumento más, fundiéndose en una atmósfera compleja y de una sonoridad un tanto reverberada, lo cual hace, en mi opinión, que su lírica se nos pierda de vista y nos cueste paladearla. Por ejemplo, hay frases como “recuerda que la luna es sólo un cuerpo entre tus lágrimas y el vacío sideral” o “y se desvive el alba entre los árboles rotos de luz y sombra, rotos de luz y sombra…” que no llegan a explotar en nuestro oído con toda la belleza de la que son portadoras. Pero más allá de eso el disco tiene grandes momentos como la acústica Hidra al sol (“Sin encuentro la armonía no tiene pie” canta), la instrumental Un mañana que da título al CD, Preso ventanilla (la canción más movida y que remite sin duda a los mejores tiempos de Spinetta Jade), la espacial Hombre de luz, o Mi elemento, la que por estos días es el corte difusión. Luego de escucharlo varias veces queda la sensación de que las canciones y sus complejas armonías podrían haber brillado un poco más, pero eso ya es un tema del productor y de lo que el artista pretende que suene. En fin, son gustos. Supera con creces a su anterior trabajo, pero no así a PARA LOS ÁRBOLES, el cual en mi opinión, es su mejor disco en lo que va de esta década.

OSCURIDADES OSCURAS

Hay gente que por dentro tiene oscuridades oscuras. Frustraciones que a modo de estigmas indelebles se van marcando en algún lado de la cabeza. A veces esas oscuridades pueden manejarse y otras, como toda cosa que necesita ser controlada para que no pase de ciertos niveles y se active la luz roja, se van de mambo haciendo que esa persona lleve su oscuridad a todos lados de la misma manera que se lleva un maletín en la mano. En este momento viene a mi cabeza la imagen recurrente de una mesa cubierta con un mantel de color blanco. Entonces imagino que la persona de las oscuridades oscuras llega y deposita su maletín negro arriba de la mesa. Y que luego de apoyarlo lo abre y en cuestión de segundos cubre el doble de espacio. Está bien, todas las personas, absolutamente todas, tienen sus zonas oscuras. Pasa que algunas cuando salen dejan el maletín en la casa y cuando vienen visitas lo esconden adentro del placard o en algún recóndito lugar del lavadero, por tan sólo citar un par de ejemplos, de esos que todo lo explican evitando que tenga que redactarse una especie de tratado semejante a una Constitución. Otras en cambio reciben a las visitas con el maletín apoyado contra el pecho o con el mismo bien abierto y visible arriba de la mesa. Y es más, ni siquiera lo corren para poner los cubiertos o para dar lugar a la bandeja de facturas con la que se acompañará el tradicional mate que se le ceba a las personas que recibimos en casa en esta parte del mundo. También están los que cuando van de visita alcanzan a dejar el maletín junto a todos los abrigos y carteras que a falta de perchero se suelen depositar arriba de la cama que está en el dormitorio. En fin, a simple vista da la sensación de que las oscuridades propias son como algo portátil, algo que podés llevar dentro de un maletín, o en tu reproductor de MP3 o en tu notebook o inmersa en los pliegues del señalador que en este momento dormita en el libro que estás leyendo. Pero no descubro nada nuevo si afirmo que no es así. Estaría bueno guardar nuestras oscuridades dentro de un maletín y arrojarlo al río (siempre y cuando sea de un material biodegradable, claro está), pero lamentablemente son parte de uno al igual que la luminosidad. Pasa que iluminar requiere de un esfuerzo, en cambio la oscuridad simplemente es eso que está ahí cuando la energía decae. Estuvo ahí siempre, desde el inicio mismo de los tiempos. El problema surge cuando la gente no deja de llevar y de exhibir su oscuridad donde quiera que vaya con el consiguiente efecto de oscurecer el lugar y a las personas que están allí. Generalmente se las cataloga de gente mala o resentida. Yo diría que son gente que tiene los diques rotos y que considera que ya no vale la pena repararlos. A veces me pregunto si cuando llegue a viejo tendré dentro mío la suficiente luz que pueda contrarrestar la oscuridad y si mis diques serán lo suficientemente fuertes como para contener y/o regular el fluir de mis frustraciones y desengaños. Por las dudas voy a empezar a buscar un arquitecto.

THE DOORS IN CONCERT

Por estos días estoy escuchando un CD triple de los Doors que registra los dos conciertos que ofreció la banda (a las 19 y a las 22 horas) en el teatro Arena de la ciudad de Boston el 10 de Abril de 1970. Es uno de los tantos CD que los propios Doors sobrevivientes se han encargado de rescatar, remezclar, remasterizar y editar junto al ingeniero de sonido Bruce Botnik. Los mismos documentan parte de la que sería la última gira de la banda realizó en vida de Morrison. Esta clase de ediciones (por citar ejemplos, Live in Pittsburgh, Live in Hollywood, Live at the Aquarius Theatre, primer y segundo concierto) tiene un gran valor para los fans. En principio, adiós a los CDs piratas con mal sonido. Y en segundo lugar, la posibilidad de escuchar a un Morrison ebrio que por momentos resulta brillante y otros se muestra exhausto, deplorable, insolente, provocador, desafinado y desganado. En el caso de los conciertos en Boston, las diferencias entre uno y otros son increíbles. No sólo en la lista de temas, sino en el ánimo de la banda. En el primero encontramos un comienzo un tanto flojo y lleno de pifies tanto de Morrison como de Robby Krieger, pero de repente esa banda que parece que va a tener una mala noche brinda una versión impresionante de When the musics over o Light my fire, ambos verdaderos tour de force, ni hablar de Mistery train, el cover de Elvis Presley. Viajes épicos en los que la banda gustaba de introducirse y al parecer no tanto de salir. Sin duda uno de los climas preferidos de Morrison, un lugar vasto en donde poder improvisar y jugar con el ánimo y la ansiedad del público, aunque no siempre con buenos resultados. El segundo concierto en cambio es un poco más extenso y caótico, con la banda ya un tanto más en caliente, jugándose a improvisar y a tocar canciones que ni siquiera estaban terminadas como por ejemplo Been down so long que es la que abriría L.A.Woman, su último disco. Los yerros que tienen la banda dan una muestra de lo caótico que podía llegar a ser un concierto de los Doors. Y en mi opinión, mejor así que perfectos, más en una época en donde los discos que se graban en vivo luego son retocados en estudio y lo que llega a nuestras manos es algo prácticamente artificial. Aquí tenemos la pura verdad, lo que realmente pasó, y de alguna manera adentrarse en la escucha de estos discos y cerrar los ojos nos hace sentir como si estuviéramos allí. Así era un concierto de los Doors, todo dependía de cómo Morrison llegaba al lugar, si es que llegaba… Documentos esenciales para los fans que en los años 90 nos deleitamos con las reediciones de In concert y el póstumo Alive she cried. Tal vez sea una comparación absurda pero si escuchás la mayoría de los Cds en vivo que Pearl Jam editó de su gira del año 2000 como motivo de la presentación de Binaural, vas a notar que la banda suena excelente y sin manchas, prácticamente sin pifies, con muy poca variación de la lista de temas. En cambio basta escuchar tres conciertos de los Doors para darse cuenta de qué no sabés con qué te van a salir, que puede ser brillante o deplorable, pero al menos yo, más allá de que el concierto de Pearl Jam en el estadio Ferro Carril Oeste fue uno de los mejores que vi en mi vida, prefiero esa incertidumbre, ese sorprendeme, descolocáme, jugátela, arriesgá. Prefiero eso, a ese Jim Morrison eterno, inolvidable….

LOS AÑOS SESENTA

Y ya que estamos con el tema de la serie THE WONDER YEARS, creo que la década del 60, especialmente la segunda mitad, ha sido una de las más influyentes del siglo que pasó y que no por nada se la revisita tanto, no sólo en algunas series sino en un centenar de películas. En el caso de los Estados Unidos, la segunda mitad de los sesenta estuvo marcada a fuego por la guerra de Vietnam, el movimiento Hippie, el consumo de LSD, Woodstock, la psicodelia, el asesinato de Martin Luther King, la llegada del hombre a la luna, la aparición de Jim Morrison y el lado oscuro del sueño americano, Bob Dylan, Andy Warhol, etc... y eso sólo en la segunda mitad, ya que en la primera convivieron el asesinato de Keneddy y la llegada de los Beatles al Ed Sullivan Show. Incluso se ha llegado a decir que en el último tramo de los años sesenta se ha hecho la mejor música que se haya escuchado jamás. Música que sigue influenciando hasta el día de hoy. Lo vuelvo a repetir pero con otras palabras: a la década del 60 no hay con qué darle. Vaya como ejemplo que en los sesenta se estrenó Psicosis, nació el Twist, se produjo el boom de la literatura sudamericana, brilló Casius Clay, apareció la minifalda, The Rolling Stones (¿Usted dejaría que su hija se case con un Rolling Stone?), Sartre, se estrenó viaje a las estrellas, estalló el mayo francés, se estrenó 2001 odisea en el espacio de Stanley Kubrick... la lista es infinita, tanto en lo político como en lo demás (el asesinato del CHE y la expansión del comunismo son dos ejemplos), pero en lo cultural creo que los Beatles fueron lo más grande que haya dado el siglo XX, creo que será muy dificil que un fenómeno así se repita y que estemos vivos para verlo. Fue una ruptura sin precedentes y de tal expansión que sus esquirlas aún siguen pegando en las nuevas generaciones. El por qué es un tema que merece libros y libros, y no soy yo el que deba escribirlos.