Igualmente creo que tanto en el caso del las torres gemelas como en el del abuso sexual, o incluso con el tema de la adicción al alcohol de Ariel Ortega, cuando estamos en la mesa del café, en el lugar de trabajo o en una simple conversación, solemos escuchar todo tipo de opiniones. Las hay serias, irónicas, racistas, morbosas, estúpidas, ilógicas, etc… Pero de última es algo que queda ahí y si se dice algo desubicado sólo le va a afectar a unos pocos que optarán por reaccionar o no. El problema surge cuando la tele lleva este tipo de aberraciones a la pantalla y en su modo de mostrarlo de alguna manera refleja las muchas boludeces que a veces se dicen en las situaciones cotidianas. La tele, como medio de comunicación debería ayudar a que cambiemos un poco nuestra conciencia mediocre y no darnos más de nuestra propia boludés y así volvernos más boludos todavía. Tampoco creo en el si no te gusta cambiá de canal. Más bien deberíamos plantearnos que si el cinismo de los Rial y los Tinelli marca el ritmo de la audiencia algo grave nos está pasando. Si no tuvieran el rating que tienen no estarían en pantalla, y no me vengas con que no hay nada para ver. La verdad es que somos atraídos por una especie de embudo hacia una botella llena de nuestra propia boludez.
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