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IDEAS - CRITICAS DE BUENA LECHE - DELIRIOS Y OTRAS YERBAS NO TÓXICAS (TODO DENTRO DE UN MARCO LITERARIO)
El pasado sábado 26 de diciembre se produjo el debut de esta banda a la que me incorporé como vocalista hace unos meses. Lo hicimos en un ambiente muy privado como fue el de la casa de Carlos Colazurdo, uno de los mentores de este proyecto. La música podría encuadrarse dentro del estilo rock fusión que por momentos se pasea en una atmósfera spinettiana, lo cual no es más que una manera de decir, ya que no es muy simple definir algo que sale de dentro tuyo y que mas que nada es un conjunto de influencias. Lo importante es destacar que salió todo bien, con un buen set-list que alterna algunos temas instrumentales y con muy buena onda de parte del ambiente familiar. Incluso hay que destacar la participación de Alejandro "Bochi" Viglioti en saxo (en la foto con remera blanca), quien aportó muy buenos momentos de improvisación.
La banda la componen Carlos y Miguel en guitarras, Nico en batería, Mariano en bajo, Stella en coros y quien les habla en voz. EL VIERNES QUE VIENE tiene editado un CD, por demás recomendable, que fue grabado antes de mi llegada con la participación de distintos vocalistas y músicos invitados. La experiencia fue muy importante para ponernos a punto antes de salir a tocar. No se pudo antes debido a mi operación de hernia, pero bueno, ya estamos listos. Creo que fue un buen cierre de año. Aquí les dejo el link de myspace para que vayan escuchando algo. Saludos.
http://www.myspace.com/elviernesqueviene
¿Por qué subrayamos tantas frases? ¿Qué hacemos después? ¿Para qué las remarcamos? ¿Para no olvidarnos o para mostrárselas a alguien? Qué se yo. En mi caso lo hago porque pienso que en algún momento me pueden llegar a servir para algo. Aunque la realidad estadística dice que de cada cien uso dos. ¿Y para qué las usás? ¿De qué te sirve una frase remarcada en un libro que una vez que lo leíste lo dejás tirado en algún lugar de la casa? ¿Te acordás algo de lo que acabás de subrayar ayer? ¿Y antes de ayer? ¿Y hace un mes? ¿Te sirven esas frases al igual que un saquito de té, una buena ducha, un colchón bien cómodo o una buena mujer? ¿Te imaginás el libro remojándose en agua caliente o las hojas desparramadas sobre tu cuerpo en la bañera? ¿Sabías que los libros subrayados en el mercado de usados se pagan menos? Tal vez remarcar una frase sea una manera de aplaudir a quien la dijo, o en todo caso a quien la escribió porque no llegó a decirla. Es un aplauso luminoso, silencioso y a la vez de distintos colores. Bueno, el asunto es que subrayar puede ser una manera de aplaudir a quien dijo lo que nos pasa de un manera explicita y sencilla. Aplaudimos y subrayamos a quien dice lo que sentimos y necesitamos decir pero mucho mejor que nosotros y por nosotros. Nos conmovemos. Según dicen, es muy raro que después alguien recuerde la frase con exactitud, pero bueno, es lo que hay y es lo que somos. En mi opinión, en la mayoría de las personas cuando se termina un libro es como cuando uno sale del cine o del teatro. Dice que estuvo bueno, malo o regular para después archivar su versión de la historia en algún lugar de la cabeza, o del corazón o de los pies. Paga, aplaude, agradece y se va. Se pierde en la multitud con un resaltador en el bolsillo.
Para muchos la Navidad es todo un tema, y más que nada complicado. Porque por momentos pareciera que es una especie de tester que mide el grado de unión que tiene esa familia. Es decir, hay que juntarse porque eso dice la tradición. Entonces medio que a partir de mediados de noviembre hay que evitar discutir porque vienen las fiestas y... O sino la otra: sí, la verdad que mucho no me los banco pero bueno, qué vengan, qué les vas a hacer. Y así muchos casos, es como que te sentís obligado a brindar con personas con las que durante el año no te llevaste muy bien, es decir, es la familia y hay que juntarse. Ok, podés elegir: no me junto con la familia y listo. Pero está el factor "Es lo que todos hacen" que a veces te condiciona bastante. Está bien, la Navidad simboliza un poco ese minuto de paz que tenemos que tener con el enemigo. Es bajar el fusil, dar un beso, buenos deseos y listo, mañana seguimos peleando. Y lo más loco es que es díficil escapar al espiritu navideño que se adueña de las calles; aceras que en los días previos se llenan de gente con regalitos en la mano, y los negocios con papá Noel en la vidriera (a veces está vivo y otras es un muñeco), y los anuncios en la tele y las radios y los chicos de la esquina tirando petardos. Y hay que tener huevos para aislarse de todo eso, porque encima hace calor y hay que tener las ventanas abiertas. La otra que te queda es ir a la cima del Everest y quedarte ahí, pero hay que admitir que es preferible soportar un poco y ya está. También es una cagada para los que durante el año o muy recientemente han sufrido una desgracia o han perdido a un ser querido. Porque ese tipo de cosas no actúan de acuerdo al calendario nuestro, suceden y punto, no les importa si es navidad, año nuevo o tu cumpleaños. En lo personal, como seguro le debe pasar a la mayoría, la navidad me encantaba cuando era chico, no sólo por los regalitos, sino porque me dejaban quedarme despierto hasta la madrugada, y porque se armaba el baile y después la ensalada de fruta y los cassetes de cuentos. Era lindo eso, pero el tiempo se lleva esas cosas a otra parte y de repente uno se encuentra extrañando ser niño. Aunque ya de adulto debería preguntarme qué clase de navidad quiero que tenga mi hijo, porque más que nada me interesa poblar su niñez de buenos recuerdos, esos lugares hermosos en los que ya de grandes nos refugiamos cada vez que nos aqueja un desencanto. Pero si miramos bien, la navidad son sólo cinco minutos, mejor tomar aire y respirar despacio. Mejor eso. Así y todo, por momentos envidio a esas familias grandes que todavía se juntan y la siguen pasando bien, esas familias especiales en donde el tiempo, en ese tipo de cosas, parece no pasar nunca. Pero es una envidia sana, nada más. Así que bueno gente, vayan mis mejores deseos para esta Navidad y pasenla bien dondequiera que vayan, dondequiera que estén.
Hacía mucho que no disfrutaba tanto de ver un evento por televisión como lo fue el otro día cuando en la señal TNT pasaron un resumen de lo que fue este terrible concierto que se desarrolló en el Madison Square Garden el 29 y 30 de Octubre pasado. No siempre se da que uno puede ver tantas estrellas juntas, y a muchas que no se veían hace rato. Me mató ver a Simon y Garfunkel, avejentados y cantando canciones inolvidables como SOUNDS OF SILENCE y THE BOXER. O ver a Metallica junto a Ozzy Osbourne haciendo un medley de Black Sabath, o a Stevie Wonder junto a Sting para hacer también un medley con HIGHER GROUND y ROXANNE. Pero el punto más increíble, en lo que atañe a mi sensibilidad, fue ver a U2 junto a Bruce Springsteen y Patti Smith interpretando la que a mi entender es una de las mejores canciones de la historia: BECAUSE THE NIGHT. O lo que la crítica considera el punto más alto: U2 junto a Mick Jagger y Fergie haciendo GIMME SHELTER. Podría pasarme todo el post enumerando las canciones, pero no es ese el punto. El tema es que hace mucho que no disfrutaba de ver un concierto, y que hace mucho que algo no me ponía la piel de gallina. Es genial cuando músicos de esta magnitud se juntan sobre un escenario para algo tan grande. Y además saber que ya no se verá algo así, al menos por los próximos 25 años. Son noches que brillan tan sólo un momento y dejan una estela inconfundible. Brindo por el rock and roll, ese que ya no es el de antes pero que de alguna manera lo sigue siendo.
“En una canción de Bruce Springsteen, puedes quedarte y pudrirte, o puedes escapar y arder. Eso está bien; él es un cantautor, después de todo, y necesita elecciones simples como las que hay en sus canciones. Pero nadie escribió jamás sobre cómo es posible escapar y pudrirse —cómo escapar puede ser abandonar los suburbios e irte a la ciudad para terminar viviendo una tonta vida de suburbio. Eso fue lo que me pasó; eso es lo que le pasa a la mayoría de la gente.”
Desde hace mucho tiempo soy un confeso fan de Springsteen, y me sentí muy identificado con este párrafo del libro ALTA FIDELIDAD que ya forma parte de mi lista de favoritos (Sí, es cierto, últimamente estoy hablando demasiado de este libro que se editó en el año 1998 y yo descubro, o mejor dicho, se me ocurre descubrir justo ahora. Pero bueno, no siempre encontrás cosas que te gustan demasiado como para llevarte al borde del fanatismo, y si las encontrás y te sentís identificado y además tenés tiempo, no podés parar de hablar de eso, es decir, rompés los huevos constantemente a todo ser humano que se te cruce). En varias de sus canciones, pero sobre todo en THUNDER ROAD (Carretera del trueno) Bruce deja ver una máxima que por mucho tiempo fue un gran leit motiv en mi vida: “esta es una ciudad de perdedores, yo me voy de aquí para vencer”. Y debo admitir que en muchos casos me ha sido de gran ayuda, sobre todo cuando necesitás que alguien, aunque sea una voz saliendo de un parlante, te dé ese empujoncito que necesitás para terminar de decidirte. Pero está muy bueno lo que dice Nick Hornby cuando apunta que en una canción se necesitan elecciones simples, algo del tipo tómalo o déjalo. Es como el final de las novelas o las comedias románticas: te muestran a dos personas enamoradas y felices que aparentemente serán inseparables el resto de sus vidas. Y lo cierto es que la vida es cuarenta veces más compleja que eso, que una simple decisión es dar un gran paso pero no te soluciona la vida. A lo sumo es un final feliz para una etapa, pero nada más. Así y todo, irte de un pueblo de perdedores no te garantiza la victoria que esperabas, sólo te muestra un hecho concreto: irte del pueblo de perdedores. Y no para vencer. Sino para probar suerte.
Pero también hay que decir que no siempre un lugar en donde las cosas no van como quisieras no es un pueblo de perdedores. A lo que se refiere el Boss es a una ciudad pequeña con una vida demasiado chata como para contener esas ganas de vivir que te sale por los poros. Y siempre la ruta, tan tentadora, tan prometedora de algo mejor más allá del horizonte… Una película argentina que da una idea de eso es BUENOS AIRES 100 KM (año 2004, dirigida por Pablo José Meza), un pueblo en donde los chicos se la pasan deseando irse de ese “pueblo de mierda” (una buena adaptación al lenguaje criollo de lo que sería un pueblo de perdedores).
En otro párrafo Nick Hornby apunta lo siguiente:
“Me gustaría que mi vida fuera como una canción de Bruce Springsteen. Sólo una vez. Sé que no nací para correr, sé que Seven Sisters Road es nada comparado con Thunder Road, ¿pero los sentimientos no pueden ser diferentes, o sí?”
Confieso que muchas veces me hubiera gustado ser ese tipo de la canción THUNDER ROAD que le dice a esa chica llamada Marie: “No me hagas volver a casa, no tengo valor para estar solo. (…)Así que estás asustada y piensas que quizá ya no seamos tan jóvenes. Muestra un poco de fe, hay magia en la noche. No eres una belleza, pero, oye, no estás nada mal, y para mí está bien.”
Excelente. No somos lindos y nos cansamos de escuchar a Roy Orbinson cantando que “sólo los solitarios saben cómo me siento esta noche” y de rezar para que aparezca un salvador en las calles. Tengo un auto y ahí está la carretera, vamos. Es sensacional. Pero ya para ir terminando me queda decir que en otra canción llamada BADLANDS (Malas tierras) Bruce dice: “sigue empujando hasta que entiendan y esta malas tierras empiecen a tratarnos bien.” Lo cual podría interpretarse como: 1- no me fui pero además de quedarme les voy a hacer entender lo que pienso. 2- Me fui y llegué a este lugar donde no soy muy bienvenido. Voy a empujar hasta que entiendan. En fin, tómalo o déjalo, pero hacete cargo de lo que viene, sea bueno o sea malo.
Y después de todo esto me quedo pensando en algo que escribí hace un tiempo: TAL VEZ VOLVER QUIERE DECIR: NO ENCONTRÉ LO QUE FUI A BUSCAR.
Ayer me puse a mirar una caja de dentífrico, más que nada la leyenda “ayuda a combatir las caries”. Y después pensaba en otros productos, a saber:
1. Ayuda a prevenir la formación de sarro
2. Ayuda a regular el transito intestinal
3. Ayuda a combatir la placa bacteriana y el mal aliento
4. Ayuda a reforzar las defensas naturales
5. Ayuda a combatir el estreñimiento
Y así un montón de cosas. Y lo más loco es que muchos de nosotros (a no ser que sea el único boludo, lo cual es una posibilidad) seguramente compramos estos productos pensando que realmente “combaten” en vez de “ayudar a combatir”, que son dos cosas muy distintas. Es decir, mirá, yo te ayudo pero de ahí a que ganemos la guerra es otra cosa. Vos me pedís ayuda, yo te la doy, pero si vos, loco lindo, no le ponés onda, la cosa no va funcionar así nomás. Yo te ayudo a combatir las caries pero si tenés los dientes podridos o te los lavás cuando te acordás y encima de todo te los cepillás mal, no es mi problema, porque seguro que te cepillás como el traste. O sino la famosa botellita de Actimel, mirá yo te ayudo a reforzar las defensas pero si hace frío y vos salís en camiseta ya no es mi tema, che, yo te ayudo y punto. Porque si no te cuidás, por más que te lo diga Pancho Ibañez y su bigotito eterno y elegante, te vas a enfermar igual. En fin, combatir no te asegura la victoria, sólo algo de tranquilidad espiritual debito a que cuando te atacaron no te quedaste de brazos cruzados. No descubro América (al fin y al cabo tampoco quería), pero la publicidad es así, y si te pasa lo mismo que a mí, quedate tranquilo, hay que estar atentos a demasiadas cosas y todo no se puede.
NOTA: la imagen la saqué de www.planetabohemio.com.ar, lugar donde se pueden escuchar un montón de jingles de publicidades viejas.
Por estos días en los que continuo con mi post operatorio, que de hecho va bastante bien, uno de mis pasatiempos favoritos es traducir la novela HIGH FIDELITY de Nick Hornby. Mis conocimientos de inglés son muy pobres pero me las arreglo bastante bien con la ayuda del google traductor y algo de intuición literaria. Por eso quiero compartir con ustedes un párrafo de este libro que me divirtió mucho. Se aceptan correcciones. Saludos!
Mira todas las cosas que pueden ir mal para los hombres. Está el problema no-pasa-nada. El problema pasa-demasiado-pronto, el problema de la triste-caída-después de un prometedor comienzo; el problema el-tamaño-no-importa-excepto-en-mi-caso, el problema de fallar-en-la-entrega-de-los-bienes . . . y ¿De qué se preocupan las mujeres? ¿Un puñado de celulitis? Únete al club. ¿me pregunto en-qué-lugar-de la lista-estoy? Ídem.
Estoy feliz de ser un boludo, creo, pero a veces no estoy feliz de ser un boludo a finales del siglo veinte. A veces perferiría ser mi padre. Él nunca se preguntó por la entrega de las mercancías, porque él nunca supo que había una entrega de mercancías; no tenía que preocuparse por cómo figuraba en el hot 100 de mi madre, porque él era el primero y el último de la lista. ¿No sería genial poder hablar de esta clase de cosas con tu padre?
Un día, tal vez lo intente. “Papá, ¿alguna vez tuviste que preocuparte por el orgasmo femenino tanto en el clítoris o como en la (mítica) forma vaginal? ¿De hecho, sabes lo que es el orgasmo femenino? ¿Y el punto G? ¿Qué quería decir “bueno en la cama” en 1955, si es que eso significaba algo? ¿Cuándo se importó el sexo oral a Gran Bretaña? ¿Envidias mi vida sexual, o lo vez como uno de esos terribles trabajos duros? ¿Alguna vez te preocupó cuánto tiempo podías durar? ¿O ese tipo de cosas no se pensaban entonces? ¿No estás contento de nunca haber tenido que comprar libros de cocina vegetariana como el primer pequeño paso en el camino a conseguir meterte dentro de las bragas de alguien? ¿No estás contento de nunca haber tenido una conversación del tipo "Puede que tengas razón pero, limpiaste el baño"? ¿No te alivia haber quedado a salvo de los peligros del parto al que todos los hombres modernos tienen que hacer frente? (¿Y qué iba a decir, me pregunto, si no se le trabara la lengua debido a su clase y su sexo y su desconfianza? Probablemente algo como “hijo, deja de gimotear. La buena cogida aún no se había inventado en mis días, e independientemente de los baños que limpies y las recetas vegetarianas que hayas leído, aún así tiene que ser más divertido de lo que a nosotros se nos permitía”. Y tendría razón también.)
Y ya que hablamos de ballenas y elefantes, aquí va un fragmento de mi libro CORTINAS DE BAÑO:
06-03-2006
A veces me pongo a pensar en el comportamiento de los elefantes. Es que un personaje del libro que estoy leyendo, vale aclarar que es un viejo, le decía a los demás que lo querían llevar con ellos: “Cuando sea una carga insoportable, decídmelo, y sí por amistad o compasión decidís callaros, espero tener suficiente juicio en la cabeza para hacer lo que debo (…) Retirarme, alejarme, desaparecer como hacían antes los elefantes, he oído decir que ahora ya no es así porque ninguno llega a viejo”. Los elefantes… pienso… y ese pensar me deposita en las páginas de uno de mis libros favoritos: HEROES del escritor español Ray Loriga. Recuerdo muy bien eso de que el elefante es el animal más indefenso porque no tiene dónde esconderse… Los elefantes… Que palabra majestuosa, inmensa, robusta, demoledora. Y qué terrible desgracia la de poseer colmillos de marfil. Me pregunto, ¿será verdad eso de que cuando son viejos y saben que son una carga se retiran de la manada? Tendría que estudiar un poco eso. Me parecen unos animales muy nobles al igual que las ballenas. Qué terrible paradoja la de ser tan grande e indefenso… es una triste paradoja, de esas que a veces me duelen en serio.
PD: en ese momento estaba leyendo ENSAYO SOBRE LA CEGUERA de JOSÉ SARAMAGO.