Hoy es mi cumpleaños. Así de simple y de complejo. Este año cumplo 36 y cae de día miércoles. Ya lo sabía desde fines del año pasado cuando tuve en mis manos el primer almanaque 2010. Seamos sinceros, es lo primero que uno mira. Lo otro es ver que tal caen los feriados. Al ser miércoles uno lo vive de esa manera. Es miércoles, hagamos algo el sábado.
No tengo mucho que decir al respecto, ya he posteado lo que pienso de eso en mis cumpleaños anteriores. Lo que sí puedo decir es que no estoy poniéndome a hacer balances ni a fijarme objetivos. Pasa que siento que estoy en movimiento y eso me gusta. Los balances se hacen cuando uno para un poco la máquina. Siento muchas cosas. Mi familia me saludó con una torta hermosa, un libro de Eduardo Sacheri (Araóz y la verdad) y un señalador en cuya superficie está sellada la mano de mi hijo luego de haber sido pintada con témpera verde. Son esas pequeñas cosas que hacen a la felicidad. Además, varios amigos me hicieron llegar sus saludos. Eso también es genial.
Charly García, en pleno apogeo de su etapa SAY NO MORE escribió una canción cuyo leitmotiv reza: yo sé que soy insoportable, pero alguien en el mundo piensa en mí. Y eso es una de las cosas que más reconfortan. No me considero un tipo insoportable, pero sé que alguien en el mundo piensa en mí. Así de sencillo. Tal cual escribió Saramago alguna vez, es lo que tienen las palabras simples, que no saben engañar.
Esta madrugada me encuentra reflexivo. Sé que nací un día domingo porque me lo dijo una de esas cartas astrales que se hacen por computadora en la peatonal de Santa Teresita. Sé que nací a las 18:20 porque me lo dijo mi papá con su ropa de portero de edificio en una vereda del barrio de Palermo. Cuando uno es chico espera mucho ese día. Cuando uno es grande ve como los hijos hacen lo mismo. Sé también que fue en la maternidad La Pardo del barrio de Once porque me lo dijo mi mamá en una tarde lluvia. Sé también que fue por cesárea porque ya estaba pasado como 15 días y no quería salir ni con el goteo. A veces me pregunto si lo hacía adrede. Era el año 1974 en la República Argentina y por lo que leí después, no era un mundo muy agradable que digamos. Mis primeros años fueron en una casa de pensión de la calle Anchorena. Tenía varías piezas que daban a un patio grande. Recuerdo que había muchas cucarachas y que me daban miedo. Recuerdo un paseo en bote por el riachuelo y mi primer cucurucho en una heladería de la avenida Córdoba. A lo largo de mi vida nos mudamos de casa muchas veces. Eso te vuelve un poco cosmopolita y volátil. A veces me gusta que haya sido así. Me gusta la clase de persona que soy. Un ser humano con virtudes y defectos. Una persona que siempre sigue buscando porque entiende que la vida es movimiento y transformación. Es lindo tener 36 años y pensar así. Es lindo pensar que en vez de menos tiempo en realidad queda mucho por delante. Quizá 60 años, ¿por qué no?
36 años quedaron atrás. Es lindo estar vivo.
Ya lo dice la canción del mundial:
When I get older, I will be stronger... just like a waving flag.
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