Wednesday, November 10, 2010

VIVO CERCA DE UN AEROPUERTO TEMPORAL


Nunca imaginé que alguna vez me tocaría vivir cerca de un aeropuerto. Es sólo por un tiempo, un mes si no escuché mal. No es que me haya mudado ni nada de eso, sino que se dio todo lo contrario. Hay obras de infraestructura en Aeroparque y los vuelos se repartieron entre Ezeiza y la base aérea de El Palomar.

Los primeros días fueron un tanto ruidosos pero ahora ya no tanto. Lo loco es ir manejando hasta casa y ver los carteles indicando el camino hacia “El aeropuerto de El Palomar”. Los miro y no puedo evitar pensar en la canción de Calamaro, esa que dice “…mientras por afuera, pasan los aviones, no quiero que se termine, no quiero que me abandones”. Miro a mi hijo cada vez que pasa un avión y nos encontramos en la calle o en el patio. Mira hacia arriba y señala. Se queda mirando hasta que la nave desaparece.  Parece que le gustan los pájaros de acero. Aunque tiene uno de juguete que le regaló la abuela y casi no le da bolilla. Debe ser porque es de plástico, y tiene luces, y hace ruido de avión. Incluso me pongo a pensar en Tatú, el enano de la serie LA ISLA DE LA FANTASÍA cuando decía “…el avión, el avión”.

Los aeropuertos…

“Un amor real es como vivir en aeropuertos”. Charly García – Pasajera en trance.

Es loco yacer en tu cama mientras sobre tu cabeza pasa gente que se va a otro lugar lo bastante lejano como para ameritar tomar un avión. Incluso me pregunto por qué al pensar en los aeropuertos me ocupo más de los que se van que de los que vienen. O los que vuelven.

 

Un sueño y un pasaporte, como las aves buscamos el norte

cuando el invierno se acerca y el frio comienza a apretar.

                                   Jorge Drexler

 

Mientras tanto me agarro del suelo todo lo que puedo. No vaya a ser cosa que por andar volando a la vera del viento me estrelle contra un ala y termine flotando en el atlántico de los sueños perdidos.

 

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