“Ella usó mi cabeza como un revólver” canta Cerati desde la radio. Una radio que hace presente el pasado. Siempre me sonó rara esa frase. Es una de esas que no sabés qué quieren decir pero que te fascinan por como suenan. Ella… Cabeza… Revólver… ¿Qué quiere decir? ¿Usó la cabeza para dispararle a algo o a alguien? ¿Usó su cabeza como la usaría un revolver, es decir, como blanco de un disparo o de un culatazo? ¿Un revólver hace uso o es usado? ¿Es un medio? ¿Qué podés sentir cuando una mujer usa tu cabeza como un revólver? Ah, claro, un medio para sus fines. Los fines de ella. Un Cerati auténtico. Siempre dijo que el álbum REVOLVER de los Beatles es uno de sus preferidos. “Revolver, revolver…” canta en “El séptimo día”. Entonces… ¿Ella usó su cabeza como el disco de los Beatles? No, tampoco. Creo. ¿Puede alguien usar tu cabeza como si fuera un disco de los Beatles? Ah, puede usarte como música de fondo, o bien para volar un poco, o bien para acompañarse mientras fuma, o toma, o lo que sea que se meta en el cuerpo cuando está sola. “No creerías las cosas que he hecho por ella” canta Gustavo en otra parte de la canción. Escucho y me identifico. Tarde o temprano la mayoría de los hombres deberíamos identificarnos con esa frase. Es mejor que creer que alguna vez alguien puede llegar a usar nuestra cabeza para dispararle a alguien. Es mejor que creer que somos un cargador lleno esperando que alguien venga y dispare lo que no somos a alguien que no conocemos.
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