Otro capìtulo de mi libro inédito escrito en 1999. Que lo disfruten.
Cuando ella is gone engordé un poquito y hasta empecé a dormir de noche. Cuando ella is gone empecé a tomar yogur con cereales a media mañana. Cuando ella is gone tiré a la mierda todos los CD de música romántica que en tardes de embobamiento general compré de oferta en Musimundo. Cuando ella is gone empecé a recuperar todas las materias colgadas. Cuando ella is gone tuve que creer en mí, tuve que abandonar el desprecio hacia la arcaica soledad: mis noches de angustia, de masturbación mental, de cigarrillos y locutores de radio hablando de los etruscos y los kosovares. Cuando ella is gone escribí muchos libros. Cuando ella is gone leí muchos libros. Cuando ella is gone hice una fogata con cartas y fotos y pares de medias de lycra y hasta con tarjetas magnéticas que tenían su nombre grabado en color blanco. Cuando ella is gone empecé a tener conversaciones interesantes con los espejos, con los fantasmales reflejos de mí en las vidrieras de las tiendas de ropa. Cuando ella is gone procedí a leer mis textos en voz alta delante de un grabador portátil. Cuando ella is gone me dediqué a escuchar lo que antes no quería escuchar. Cuando ella is gone la vida, la locura, la oscura cadena de karmas eróticos del dedo. Cuando ella is gone, poemas estúpidos abollados dentro de un cesto portapapeles. Cuando ella is gone, sábanas arrugadas. Cuando ella is gone, impotencia y reclusión, ascetismo y zapping de lentejuelas. Cuando ella is gone, un loop de saliva. Cuando ella is gone creí que viviría por siempre. Cuando ella is gone todo lo que sigue, lo que nunca debería contarte. Cuando ella is gone.
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