Día del amigo otra vez. ¿Qué onda? ¿Cómo viene el asunto? ¿Vas a vivirlo de otra manera dado que la fecha cae en el día más esperado de la semana? ¿Lo vas a celebrar? ¿Cuántos son los que se juntan? ¿Van a subir las fotos al Facebook? ¿Dónde lo hacen? ¿En casa o afuera? ¿Quién se encarga de la comida? ¿Y la bebida? Día del amigo otra vez.
Che, ¿nos juntamos?
No, es un quilombo, va a estar lleno de gente por todos lados. Juntémonos otro día, más tranquilos, ¿no te parece?
Hola, ¿nos juntamos? No puedo che, me gustaría pero se me complica…
Me gustaría pero justo me toca laburar ¿y el sábado?
Ups!, cagamos, nos agarró el “viejazo”
Por lo pronto apenas despierte pondré el consabido mensaje en el muro de Facebook.
“¡FELIZ DÍA DEL AMIGO PARA TODOS!”
Listo, a esperar una buena cantidad de
O los GRACIAS IGUALMENTE!!! Y todo eso. Listo, ya está, ya lo celebré.
¿Qué es un amigo? Sí, está bien, no me vengan con todas esas tarjetitas de mierda en donde dice que un amigo es una rayo de luz en la oscuridad ni nada de eso. Tampoco me salgan con algo de Narosky. Y menos que menos con la canción de los ENANITOS VERDES. A ver, explíquenme, ¿qué es un amigo? ¿A quién puedo considerar mi amigo? Ah bueno, sino lo sabés vos querido… vos que ya andás cerca de los 40….
Bueno, tenés razón, a lo mejor tendría que hacer la prueba… (juro no citar a Ray loriga)
Pareciera que hay un momento de la vida que es exclusivo para hacer amigos. Podríamos decir que va desde que tenemos conciencia hasta más o menos los 20 años. Cuando compartís cosas todos los días, no tenés compromisos laborales ni responsabilidades importantes. Cuando tenés tiempo de tener amigos. Porque después cada uno debe tomar un camino (más allá de que algunos lo sigan haciendo juntos), le conoce la cara a Dios, forma una familia y construye una casa.
La amistad deja de ser cosa de todos los días. Tampoco pareciera que necesites que así sea. Es como en las parejas, las amistades tienen un momento de esos en los que andás culo y calzón, hay cercanía, cosas buenas, ciertos roces, pasa el tiempo y queda un lazo irrompible, los recuerdos de los buenos momentos que por siempre te unirán a esa persona, más allá de las idas y venidas que puedan tener. No digo que de grande no puedas hacer amigos, ¡obvio que se puede! Pasa que es otra cosa, porque uno anda con sus mambos también. Hay que cuidar de lo que se ha construido y pelearle al viento todos los días. Las amistades que hacemos de adultos son de otro tipo. Son amistades a las que por ahí les falta el roce del potrero, los quilombos en la escuela, la joda todos los fines de semana… Por ahí son más curtidas en borracheras, y en “`¿qué cagada te mandaste?, tapemos el agujero, yo te ayudo”.
¿En qué amigos estás pensando hoy?
Las amistades… algunas se pierden, se las lleva el río, el mismo río que después trae otras.
Amigos son los del Facebook che, podríamos decir. Los amiguitos electrónicos que están ahí cada día para leer y comentar las pelotudeces que ponés en el muro. No los tenes al lado tuyo para tomar una cerveza, pero están ahí. Como buenos puercoespines, diría Schopenhauer. ¡Vamos, a ver quien tiene las pelotas para comprar una tarjeta y mandarla por correo postal!
Puta. Pienso en los grupos de amigos que hay en los textos de Sacheri. En quilombos de chicos, en quilombos de grandes. O en la barra de amigos de la esquina. En el programa AMIGOS SON LOS AMIGOS, con Carlos Andrés Calvo y Pablo Rago. En los amigos que crecían juntos en la película LOS MUCHACHOS DE MI BARRIO de Enrique Carreras, con Palito Ortega y los inolvidables Javier Portales y Juan Carlos Altavista. O la eterna amistad de José Olaya con Julius Lazlo en VIENTOS DE AGUA. Esas imágenes de la amistad que nos venden (que además son reales) pero que a su vez nos angustia porque nos hubiera gustado vivir esa clase de amistades de película. Y además, los códigos, novia del amigo no se mira ni se toca, ex novia tampoco, defenderlo ante los demás aunque no tenga razón, mentir para cubrirlo porque sino la mujer lo mata, cagarlo a pedos si es necesario, darle esos cachetazos que a veces nos tiene que dar él cuando andamos desorientados y no podemos reaccionar. En FIN, AMIGOS…
(“Cambio al mejor de mis amigos por media novia” Dijo Dolina en TVR)
Tengo que confesarlo, no soy de esa clase de amigos. No soy un buen amigo. Y me refiero a ser ese típico amigo de fierro, esa clase de amigos que es capaz de emborracharse con vos aún sabiendo que cuando llegue a casa voy a tener problemas. Bueno, por algo nunca me he procurado amigos problemáticos. He llevado a cabo un interesante criterio de selección. No me gusta mucho meterme en cierta clase de líos. Claro, así cualquiera ¿no? Amigos somos todos. Pero para ser un amigo como los de las películas hay que tener pelotas.
Pero bueno, como sea, tengo amigos. Con algunos tengo contacto permanente, con otros muy poco. Hay otros de los cuales no tengo noticias hace rato. Incluso mi hijo va al jardín con el hijo de uno de mis amigos. La adolescencia es la etapa que mas amigos me ha brindado. Amigos y amigas… Sí, amigas también tengo, soy de los que creen en la amistad entre en el hombre y la mujer, aunque algunos lo consideren peligroso.
Y ahora ya de adulto, la música y la rutina laboral me han brindado nuevos amigos. Y más allá de las amistades, me gusta mucho conocer gente valiosa. Admirar sus virtudes y no perder contacto con ellas.
Quisiera ser mejor amigo de lo que soy. Pero como dije antes, para ser esa clase de amigo hay que tener pelotas y brindarse. Y para ser sincero, personas así hay muy pocas.
Pero bueno, para los excelentes, los buenos, los mas o menos.
Para los egoístas, egotistas e individualistas.
Para los egoístas, egotistas e individualistas.
Para los garcas esos a los que más allá de todo uno no puede dejar de querer, los que te dejan pagando, los que te dicen que sí pero después te dicen que no, los que amagan y se quedan en eso.
Para los que han compartido conmigo buenos y malos momentos, los que se bancaron mi estupidez y mis delirios Morrisonianos, los que alguna vez llamaron para decir “¿cómo estás? Tanto tiempo sin noticias tuyas”, los que nunca faltan cuando tocamos con la banda, los que me siguen leyendo, los que no leen lo que escribo pero igual me quieren…
A todos ellos, quiero decirles gracias por todo y feliz día del amigo.
¡SÍ! ¡FELIZ DÍA DEL AMIGO! Y LA PUTA MADRE...
No comments:
Post a Comment