Saturday, June 19, 2010

LA FIEBRE MUNDIALISTA

El mundial ya está rodando. Ya estamos sumidos en la vorágine y vamos completando los fixtures que nos han obsequiado en los comercios con el resultado de los encuentros. Fixtures bajo el imán de la heladera, en los bolsillos, como señalador de un libro, como mantel debajo del plato de comida y hasta en el botiquín del baño por sólo citar algunos ejemplos. ¿Cómo salió Argelia? ¿Y Eslovenia? Ajá, muy bien, y ahí va la lapicera (aquél famoso invento del señor Biro) como un misil teledirigido a ese lugar de la hoja que está en blanco y resalta como la pieza faltante de un puzzle gigante. Y tal como se viene dando en los últimos campeonatos del mundo, el nivel de juego todavía no es gran cosa, lo cual era de esperar. Es como que todo recién empieza, recién se van engranando los mecanismos. El tema es que cuando esto tome ritmo ya faltará muy poco para que se termine. Es decir, recién empieza pero ya termina. Alemania debutó como le hubiera gustado a cualquier equipo pero después perdió con Serbia. Inglaterra todavía no conoce la victoria y aburre bastante. Brasil ya sabemos que la primera rueda la juega al trote y después acelera. España perdió su primer partido pero habría que ver cómo reacciona en el segundo, Italia nunca es gran cosa en la primera fase ¿Y Argentina? Sin dudas el equipo más carismático de esta copa. Con un Maradona muy cómodo, disfrutando de estar en dónde más le gusta, el centro del mundo. Con un Tevez sacrificado en la cancha y divertido en sus contactos con la prensa, con un Messi que parece enchufado y dispuesto a cerrarnos la boca a los que no creíamos en él (por suerte). Todo es buena onda en Pretoria, esperemos que dure. Porque ya sabemos como es este deporte: una pelota picó mal, te la mandan a guardar y te venís a casa. Es muy temprano para soñar, pero estamos contentos de que nuestro mejor exponente esté dando que hablar al mundo. Y nos gusta que le esté yendo bien, a pesar de su gran boca. Es temprano para soñar, y si bien es cierto que no jugamos con rivales demasiado exigentes, uno mira, compara y se ilusiona. ¿Por qué no? Mundial 2010, con el 10 en el banco y el otro 10 en la cancha, año del bicentenario… Y ahí estamos, otra vez la ilusión, con cautela, sí, pero otra vez al fin. Esta vez, las estrellas del fútbol europeo juegan para nosotros. 

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