Thursday, December 02, 2010

CADA TODO TIENE SU NADA


Muchas veces escucho diálogos de este tipo:

-¿Y? ¿Salieron anoche?

-Sí.

¿Cómo te fue con eso?

-Muy bien.

-¿Hicieron algo?

-Sï. Todo.

-¿Todo?

-Sí. Todo.

-Pero, ¿todo, todo?

-Sí. Todo, todo.

-¡Qué capo! Bueno che, nos vemos.

-Nos vemos, chau.

¿Qué viene a ser en este caso la expresión “todo”? ¿Qué clase de universalidad se esconde detrás de esas cuatro letras? (en realidad son 3, una está repetida) Supongo que lo que está en la imaginación del que pregunta (que ya de por sí al preguntar es obvio que está dejando entrever su alma de voyeur equidistante) que a su vez no siempre puede llegar a coincidir con la imaginación del que salió de juerga con la chica. Incluso habría que ver quién de los  dos es más retorcido como para entender un poco qué significa “todo, todo”. Por ahí “todo, todo” es ir a cenar, después al cine y acompañar a la mujer hasta la puerta de su casa. O todo eso más un “todo” referido al aspecto sexual, o todo eso más un “Todo” que significa una sesión completa de intercambio de fluidos en el que no haya quedado rincón del cuerpo sin explorar.

Es muy loco como el sencillo hecho de decir “hicimos todo” a su vez es decirle al otro “hicimos todo lo que te imaginás”. Y si decimos “todo, todo” estamos diciendo “Todo lo que te imaginás y más también”. Y de esta manera quedamos hechos unos campeones de la virilidad sin necesidad de caer en expresiones soeces del tipo “le medi el aceite” o “¡patita al hombro a full!”. El decir “todo, todo” nos ahorra también de tener que dar detalles íntimos que afecten a la imagen respetuosa de la mujer (ahí la tenés, quién lo hubiera imaginado la muy putita). Ayuda también si tenemos poco tiempo de contar. O para zafar de contar, o para ocultar que en realidad pasó “nada, nada”. En fin, una herramienta muy útil para salir del paso o para hacer que la cabeza del otro trabaje a mil por hora. Lo cual es bueno para el cerebro. Y un cerebro que hace gimnasia, ya sabemos que en el futuro tendrá menos posibilidades de sufrir una enfermedad degenerativa.  

Así y todo, lo más importante es que hayamos hecho con la otra persona todo lo que nos propusimos y que hayamos encontrado en ello algo que queramos volver a hacer. Y también volver a contar, aunque sea de un modo sintético.

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