El otro día se me dio por chequear el precio de las localidades para ver a Pearl Jam en el estadio Ciudad de la Plata y me quedé pasmado. Básicamente hay que oblar $ 500 argentinos (unos 120 dólares) tanto para el campo como para la platea (salvo que vayas atrás de todo y te sale $250). Cuando Pearl Jam vino a la argentina en el 2005 los tickets salían unos 20 dólares para campo. ¿Entonces? Este es sólo un pequeño ejemplo de lo que sale ver shows internacionales en Sudamérica desde hace ya unos cuantos años. De hecho basta meterse en los foros chilenos y ver las quejas por el exorbitante precio para ver a Paul Mc Cartney, incluso ya tienen el cartel de las entradas mas caras de la historia chilena. Para los trasandinos era más económico presenciar el show en argentina. Y eso que en argentina… Según la revista Noticias Sir Paul cobró 3 millones de dólares por los dos shows en estas pampas. Hasta ahí todo bien. El tipo vale lo que cobra. Pero por los dos shows se recaudaron ¡34 millones de dólares! Piensen un poco. 3 palos para Paul, gastos de hotel, impuestos, alquiler de estadio y bla bla bla ¿cuánto puede haberse gastado? ¿3 millones más? ¡Negoción! Otro ejemplo: ver a U2 en Sudamérica costó un 26% más que en USA. Y no hablemos de Miley Cirus o Justin Bieber (240 dólares). Y a eso sumémosle que conseguir entradas no es fácil. Desde que está Ticketek se agotan en menos de un día. Así, de repente. Y a los pocos minutos ya se están revendiendo por Mercado Libre. Y además hay que pagar el service charge. ¿Quién fija el precio de los tickets? ¿El artista o el empresario que lo trae? Cuando en el 2005 Lenny Kravitz llegó a la Argentina había que pagar por una silla cerca del escenario unos 170 dólares (moneda más moneda menos) lo que para ese momento era algo exorbitante (incluso lo sigue siendo). Pero los tickets se agotaron. Y después ya no hubo vuelta atrás. Si la gente lo paga… En los 90 el que se encargaba de los shows internacionales era el por entonces empresario Daniel Grinbank. No había psicosis ni miedo a que se agotaran las entradas (salvo en la primer visita de los Stones). Ibas a cualquier Musimundo y la sacabas tranquilo. Sin cargo adicional por servicio. Si no te alcanzaba para una platea sacabas campo y listo. Después llegaron Ticketek, top show y toda esa caterva de monopolios y entonces hay que pagar un 10 % del valor del ticket (la comodidad de adquirirlo por teléfono o internet) y encima ir a retirarlo a la loma del orto porque si te lo mandan a tu casa te arrancan la cabeza. Y ahora inventaron el campo Vip, que pasó de ser un corralito delante del escenario a un corralón que ocupa casi la mitad del campo de juego.
A veces pienso que estamos pagando el precio de la piratería y la caída en la venta de CDs. Vendo menos discos pero te cobro la entrada más cara y algo recupero. Ya que hoy por hoy los shows en vivo son el ingreso más genuino que tiene el artista. Es una idea mía, qué se yo, teoría conspirativa que le dicen. Lo otro que pienso es en el abuso de los tipos que organizan los shows. Salvo que los precios los fije el artista, cosa que en la mayoría de los casos no lo creo posible. Está bien, un show en vivo no es un artículo de primera necesidad, uno puede elegir consumir o no, pero cuando fuiste partícipe de los shows internacionales que vinieron a la argentina en los 90 y pagabas precios razonables, no tenías que dormir en la calle para conseguir un ticket, ni pagabas service charge, ni te sentías forreado por un monopolio de venta de tickets, cuando fuiste parte de eso y ves lo que hacen ahora, la verdad que te da por las pelotas. Porque si querés ver a Mc Cartney o a U2 o a Madonna (por tan sólo citar algo) tenés que pagar lo que se les canta a ellos porque sí, porque son un monopolio. Y pagás más de $1000 ($240 dólares) porque no te queda otra. Y te consolás pensando que uno labura no sólo para vivir sino para darse un gusto de vez en cuando. En fin, como dije antes, un show no es un artículo de primera necesidad. Pero jode ver que en tan sólo una década, ver un show pasó a ser un lujo. En Marzo de 2012 viene Roger Waters. Y ya empezó la psicosis.
Lo otro que cabría pensar es que gracias a los monopolios de venta se pueden comprar tickets desde cualquier lugar del país. Es decir, más gente. Pero sigo sin entender lo de la reventa por Mercado Libre el mismo día en que los boletos salen al público...
Bueno, sí, lo entiendo, pero mejor no opino...
Lo que estaría bueno es que alguien explique el por qué...
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