Mi hermano me mandó un mensaje de texto preguntándome qué es un posatigres. Por la hora y el tipo de expresión intuí que estaba viajando en el tren Sarmiento leyendo HISTORIAS DE CRONOPIOS Y FAMAS de JULIO CORTÁZAR, libro que tuve el placer de obsequiarle hace unos días. Para ser sincero, hace muchos años que leí ese libro, y si bien lo recuerdo por las instrucciones para subir una escalera, instrucciones para llorar, Los escribas y algún que otro diálogo entre cronopios, ni me acordaba de Los posatigres, no estaba en mi registro en absoluto. Le contesté que no me acordaba y me respondió que Cortázar era un fumón jaja. A lo cual yo pensé que si todos los fumones fueran como Córtazar estaríamos mucho mejor sin ningún tipo de duda. Pero ¿por qué asociar un hermoso delirio fantástico en el que una familia se la pasa estudiando cómo hacer posar a un tigre con un canuto de cannabis? ¿El cannabis genera delirio o sólo un cierto bienestar espiritual? No sé, pregunto porque nunca fumé. Sí, en serio, no pongas esa cara de asombro, ¿o probar cannabis en algún momento de tu vida es un requisito de estos tiempos? Está bien, las sustancias de ese tipo no tienen el mismo efecto en un artista que en un tipo obtuso, aunque muchos obtusos recurran a las sustancias para creerse artistas. Es mas, me permito imaginar a un artista yendo a la farmacia con un certificado emitido por el Ministerio de Cultura y Educación que lo reconoce como tal (de la misma manera en que se extienden permisos para conducir o certificados de discapacidad) a comprar drogas alucinógenas legales, sólo para artistas y con instrucciones para ser usadas sólo en casa y no en lugares públicos bajo pena de infracción. Pero también se me va la sonrisa al pensar en el personal del Ministerio emitiendo certificados a gente que nada tiene que ver con el arte a cambio de una módica suma de dinero que alguien pasó por debajo de la mesa, o al señor farmacéutico corrupto que atiende la farmacia del barrio y al cual no hace falta que uno le lleve la credencial de artista para que le venda igual sin importarle un pepino lo que esa persona haga con esas drogas. ¿Y qué tienen que ver los posatigres con todo esto? ¿Eran una manga de fumados al igual que su autor tal cual lo sugiere mi hermano? Si algo hay de cierto en todo esto es que Cortázar era un genio y que por eso su nombre está donde está; y que además fumaba Gitanes como un condenado. Pero más allá de todo, me gusta que mi hermano se ponga a leer a Cortázar. Siempre es una buena señal que alguien se decida a leer a Cortázar. Es una señal de querer romper las estructuras y de encontrar en nuestra vida cotidiana un hermoso mundo fantástico en el espacio que hay entre el respaldo de la silla y el borde de la mesa. Y también se me ocurre que no todas las genialidades del arte surgen del uso de drogas. Ni siquiera una manga de posatigres sentados alrededor de la mesa pensando cómo posar un tigre frente a unos tazones de arroz con leche sin canela y sin azúcar. ¿Se imaginan lo que hubiera pasado si Cortázar hubiera escrito INSTRUCCIONES PARA FUMAR MARIHUANA o INSTRUCCIONES PARA COLOCARSE CON ÁCIDO? Quién sabe, quizá lo pensó pero se lo guardó para sí.
1 comment:
igual sigo con la duda, que es un posatigres o a que se refieren con posar un tigre.
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