Thursday, September 23, 2010

SOPOR A LAS 4 DE LA TARDE


Bostezo. Vuelvo a bostezar. La noche pasa factura a las 4 de la tarde. Más o menos. Iba a llover pero no llovió. Al menos eso es lo que nos dijeron. Quizá necesitaban que pensemos que iba a llover. Vuelvo a bostezar, me sale un poco de agua por los ojos. El cuerpo trata de descomprimirse.


¿Y para qué querían que pensemos que iba a llover?


Levanto la cabeza y pierdo el foco. Pestañeo. Vuelvo al papel. ¿Quiénes querían que pensemos eso? Me pregunto. Y además es una idea mía. La mayoría de las personas dicen que, para variar, se equivocó el pronóstico y ya está. El que se olvidó el paraguas en la casa, contento. El otro carga con algo que molesta. Pero con este tiempo nunca se sabe, se consuela.


Es una manera de seguir adelante. Seguir con otra cosa cuando algo se termina.


La mayoría lo hace. Se quema la lamparita y se cambia por otra. Pero yo no. Le busco la vuelta a ver si encuentro algo que nadie ve. Generalmente fracaso. Pero soy escritor, tengo que dar vuelta el plato y tomar nota de lo que veo.


Suena el celular. Promo Duplicate.


Me ofrecen duplicar el saldo de carga y 1000 mensajes de texto por 48 horas. ¿Y quién puede llegar a mandar 1000 mensajes de texto en 48 horas? ¿Es posible? ¿Cuántos pulgares podrían quedar al borde de una lesión muscular debido a su afición por sacarle el jugo a las promociones? No entiendo. Me dan algo que es imposible que use por completo. Me dicen: usá todo lo que puedas, fijate. Es como en esos concursos en los cuales el premio consiste en llenar un carrito de supermercado durante cierto tiempo controlado por cronómetro y cuando se termina ese tiempo todo lo que llegaste a poner es gratis. Es un tema el de las promociones. Pienso en las cadenas de hamburguesas cuando te ofrecen agrandar el combo por una módica suma y vos decís que no. O cuando te llaman para ofrecerte una promoción de internet o una tarjeta de crédito. Y vos decís que no. Medio que el vendedor te mira como diciendo: ¿usted es Boludo? ¿Cómo va a desaprovechar semejante regalo? No volví a bostezar. Ya son casi las cinco. Hora de abandonar el sopor de la tarde.


El Big Bang duró sólo una millonésima fracción de segundo.


La expansión del universo fue más rápida que la velocidad de la luz.


Y acá estamos. Al final no llovió y me sigo preguntando qué les llevó a decirnos que iba a llover.

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