Era uno de mis objetivos primordiales para este año. Y por suerte se dio en el prestigioso escenario de MISTER JONES PUB en la ciudad de Ramos Mejía. Fue un poco un reencuentro con esa cosa de trasladar equipos, armar, probar sonido, estar ansioso, fumar, recibir a la gente, ajustar detalles… Estaba un poco oxidado en este tipo de experiencias, la verdad que sí.
Arrancamos a eso de las 20:45 y a lo largo de una hora desplegamos un repertorio un tanto ecléctico en donde predominó la distorsión y los temas potentes (una característica de esta nueva etapa). Teníamos en contra no sólo que era domingo (lo admito, cuesta asistir a los eventos que se dan los domingos por la noche), sino también que era fin de mes.
Lo que teníamos a favor era que la banda no tocaba en vivo desde Abril de 2003, lo cual implicaba todo un desafío. Por suerte vino bastante gente (a los que desde ya agradecemos su fidelidad) a la que se fue sumando el público habitué del lugar. Arrancamos con ESCLAVO EN MÍ, la canción que abre lo que fue el primer CD de la banda (ya próximo a cumplir 10 años) y continuamos con ESTABA OSCURO una de las canciones pertenecientes a esta nueva etapa. Además nos dimos el gusto de hacer covers de SPINETTA (Cheques), SODA STEREO (sueles dejarme solo) y DEPECHE MODE (Personal Jesús). Lo cierto es que se nos pasó rápido, nos daban ganas de seguir un poco más.
Estaba muy ansioso. Muchos años de no cantar ni de tocar guitarra en público. Uno siempre se pregunta qué clase de cosas va a sentir en ese momento, cuando llega la hora de subir al escenario. Estaba tenso al tocar los primeros acordes, pero después me fui soltando. Había que desoxidarse y arrancar de nuevo. La próxima ya va a ser distinto, puede que más natural.
Disfruté de estar otra vez con mi hermano en un escenario, y también de tocar con Patricio y Ale Cooper, entrañables personas que se sumaron a esta nueva aventura.
Mi esposa filmó todo el concierto y le pasó un poco lo que a mí al filmar la actuación de nuestro hijo en su primer acto escolar. Te morís de ganas de aplaudir, pero estás filmando y sacrificás un poco eso en pos de poder volverlo a ver 20 veces en el living de tu casa. Tremenda la cantidad de fotos que sacaron los amigos (en especial mi gran amigo Nicolás Cimino, baterista de EL VIERNES QUE VIENE), lo cual contribuyó a que sea una noche más especial de lo que era.
Y además me encontré con sensaciones nuevas.
Antes, después de cada show, cuando todos se iban, terminaba sintiéndome un poco solo, era un cambio muy brusco, eso que suelen llamar “la soledad del artista después del show”, algo semejante al payaso despintándose en el camarín y afuera la carpa del circo ya sin gente.
Hoy la cosa cambió. Es lindo llegar a casa después de hacer algo que amás, y abrazar a tu hijo, como también lo es abrazar a tu mujer al bajar del escenario. Es otra cosa. No está tan oscuro al costado de las luces. Y entonces se camina mejor. Y se aprovecha la experiencia. Y gracias a la sabiduría que nos da el paso del tiempo te vas moviendo mejor. Cometés menos errores. Y los demás lo aprecian. Y como te aprecian te creen. Y porque te creen te escuchan. Lo cual te convierte en una persona creíble.
Hace poco más de un año no lo hubiera creído. MADREAVENOCHE otra vez en los escenarios. Con caras nuevas. Con su nombre estrambótico. Un nombre más fácil de leer que pronunciar. Estamos de vuelta y eso me gusta. Y a veces lo pienso: tal vez volver quiere decir, no encontré lo que fui a buscar…
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