En la radio que escuchan por acá suena Morrissey y el lugar se llena de cierta elegancia inglesa. ME HAS ASESINADO canta Moss mientras un par de parroquianos se preguntan cuánto vale un cajón de cerveza Quilmes a precio de costo y a la vez cuánto cuesta cada botella si al precio total de ese cajón lo dividimos por doce.
Más allá hay un tipo leyendo algo en su tablet.
Si fuera un libro uno podría entretenerse leyendo el título de la tapa. Pero todo lo que se ve es el color negro del estuche tipo agenda que envuelve al aparato. Como si el negro estableciera límites y a la vez otorgara eternidad misteriosa. Pero puede que estuviera leyendo un libro y lo tuviera apoyado en la mesa, lo cual también me impediría leer el título. Hay que ser justo con los pro y los contras de la tecnología, pero pasa que se entromete tanto en nuestra vida que a veces uno puede más que detestarla…
Y ya sin nada en qué pensar termina de sonar Morrissey y en la radio arranca un tema de Pulp. THE FEAR. Me pongo a pensar en que tengo ese disco en algún lugar de casa. Incluso recuerdo el momento en el que lo compré en parque Rivadavia. Era domingo, recién había salido y además estaba envuelto en celofán. “Aquí llega el miedo otra vez, oh no, el miedo sin fin otra vez” canta Jarvis Cocker en el estribillo y de repente esa frase tiene más sentido para mí que cualquier libro de autoayuda que haya estado leyendo en estos últimos meses. El miedo arreciando, llegando a vos como si fuera una sábana invisible que alguien despliega sobre tu cabeza. Miedo que no fluye desde dentro, miedo inducido quién sabe por qué cosas… Pienso en que en menos de 10 minutos escuché dos canciones en las que el miedo, el asesinato y la soledad están presentes. Pero sigo pensando en THE FEAR. Es una canción oscura, muy buena para abrir un disco como THIS IS HARDCORE. Un disco en el que Jarvis Cocker te aconseja que ayudes a los ancianos, te cuenta que no es Jesucristo por más que tenga las mismas iniciales, admite que le gustaría convertir el agua en vino pero antes tiene que secar los platos y encima toda la cosa oscura y masoquista dando vueltas en la canción que da título a la placa.
“Sin vos mi vida se ha convertido en una resaca sin fin. Una película hecha para TV: malos diálogos, malas actuaciones, poco interesante; demasiado larga, carente de trama y de sexo.”
TV MOVIE – JARVIS COCKER
Los parroquianos se levantan de la mesa y se van a fumar afuera, ni siquiera se les ocurre pagar la cuenta, pero tampoco se alejan de la vereda del lugar. El tipo que estaba leyendo en la tablet se incomoda ante la presencia de alguien que lo conoce lo suficiente como para sentarse en su mesa. No le gusta. Se nota en su cara. Pero al conocido parece no importarle o no darse cuenta. Lo miro y pienso en la gente que no soporta estar sola, esa a la que cualquier compañía le viene bien y no le interesa demasiado lo que piense el otro. El tipo apaga su tablet y se pone a conversar, contestando con monosílabos lo que el otro le cuenta, cosa que no puedo oír bien porque hay una máquina de café funcionando a todo vapor. Miro esto y pienso en el título del disco de Pulp. Y a la vez me pregunto si a Morrissey le pasan este tipo de cosas que nos pasan a los que no sabemos lo que es estar cerca del cielo.
La foto que ilustra este post pertenece a Marcela Viora y està en su blog imágenes sueltas
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