Palabra hueca, árbol carcomido, luna con acné, barba rala en cara con anteojos. Hombre con corbata roja a las ocho de la mañana, migas de alfajor aplastadas contra la pared flexible de un envoltorio dorado oropel. Ojo de Joaquín Sabina pintado en la portada de un libro, servilletero de bar con papeles desordenados, saco de mate cosido muerto de frío sobre una mesa, sangrando agua verde. Taza con una sola oreja que se ríe, hombre en la TV gesticula con las manos, tiene pelo blanco, como la mayoría de los hombres que gesticulan con las manos. Globos blancos y celestes atados a una caña de azúcar barnizada, empotrada en un macetero, pura ficción de la naturaleza que alegra los salones. Un matafuego llorando su desuso, la foto de un sándwich delicioso, distante de la realidad, como toda propaganda. Aire fresco surca el cuello desabrigado, personas conversando acerca de lo que pasó y de lo que podría pasar si… de eso tratan las conversaciones, creo. Pantalla plana en blanco, baja la marea y sobre la playa queda la arena mojada, arena que cubre un cerebro, arena que entra en el ojo, el ojo pintado en la tapa de un libro, en manos de un ciego, que sólo ve sombras, mejor que nadie.
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