Monday, July 05, 2010

SEAMO FUORI


Se acabó otra ilusión. Se acabó y no se puede protestar. No va a haber técnico desnudo en el obelisco ni gaseosa que se quite la etiqueta por una semana. Los alemanes nos pasaron por arriba y no podemos decir ni mu. Ni siquiera se puede argumentar que fue una maniobra de la FIFA para cobrarse alguna deuda con Maradona. No jugamos mal, fueron mejores que nosotros. Después vendrán las otras discusiones, las de café, esas que sostenemos millones de técnicos todos los días. Sólo voy a decir que Otamendi tendría que haber salido en el entretiempo. Nada más. Pero bueno, hace cuatro años también se equivocó Pekerman cuando los alemanes estaban para el Nockout. Y así y todo, Maradona llegó bastante lejos, incluso después de no sé cuantos años, la selección ganó 4 partidos seguidos en un mundial. Recordemos que el admirado Bielsa no pasó de la primera fase y que Basile (más allá del caso de doping de Maradona) no pasó de octavos. Son estadísticas. Lo cierto es que el sábado a la mañana nos sentamos frente al televisor ilusionados y el domingo a la tarde los jugadores llegaron a Ezeiza. Uno se cae rápido del cielo. Es una rampa sin escalas cuyo destino es el suelo. Y ahí estaba el Diego, como un nene caprichoso al que no le gusta perder ni a las bolitas haciendo puchero y abrazado con Dalma (¿que hacía en el campo de juego?) e ignorando al respetuoso técnico alemán que sólo quería estrecharle la mano. Como grandes soñadores tercermundistas compramos lo que Maradona nos vendió: la mística, el ser los mejores del mundo, las coincidencias con el mundial 86, las cábalas, lo esotérico dando vueltas, el dios argentino, etc... Y compramos, y aún sabiendo que esto podía pasar, pero vamos a ser sinceros, mientras duró fue lindo y uno no se arrepiente de haberlo vivido, siempre es mejor conocer aunque sea un pedacito del cielo. 

 

En dos días la supremacía del fútbol sudamericano en este mundial quedó echa trizas: en semifinales hay tres equipos Europeos y la estoica Uruguay que, semos sinceros, le tocó una llave mucho menos dificultosa. Fueron 3 semanas de sonrisa en la cara. 3 semanas de sueños y pelotudeces hermosas. De comprar camisetas y colgar banderas. 3 semanas de amor intenso. Pero ya está. Y  no me vengan con la copa América 2011, esa a la que ya nos acostumbramos a perder en cada final que jugamos con Brasil. Lo cierto es que para el próximo mundial faltan 4 años, y 4 años es demasiado tiempo, por eso la relevancia de este evento, no sabemos que será de nuestra vida en 4 años, ni como nos encontrará el próximo mundial. Así que bueno, más allá de todo, gracias igual muchachos, es lindo cuando el circo te alegra el corazón. Y ahora... ¿Cuándo vuelve el fútbol para todos?


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