Friday, June 17, 2011

LEY ANTI TABACO EN ARGENTINA


Se aprobó la ley anti-tabaco. Cuando se reglamente ya no se podrá fumar en lugares cerrados. Es decir: ni en bares, ni en discotecas, ni dentro de nada que tenga un techo sobre tu cabeza que no sea tu casa y esté lleno de gente. Ya lo escribí alguna vez: estaría bueno que fumar no hiciera mal. Pero hace mal. Y ahora esta legislación para intentar bajar esa cifra terrorífica que nos dice que el cigarrillo se lleva 40.000 vidas por año en esta argentina del siglo XXI. Ya no vas a poder fumar mientras le hacés el verso a la minita en una disco. Ya no vas a poder sentarte en un bar a pedir un café mientras dejás tu paquete de fasos sobre la mesa y le decís al mozo si no sería muy amable de traerte un cenicero. No vas a poder fumar en hall del teatro ni en la previa ni durante el intervalo de la obra. Tampoco adentro del estadio cubierto mientras esperás que empiece a tocar la banda. O en la pizzería después de comer. O dentro del baño de la pizzería. ¿Se podrá fumar en los telos?

El cigarrillo es malo pero también es estético.

Es estilo. Pero también es dientes amarillos y manchas en los dedos. Es tos y pulmones reventados.

Sólo vas a poder fumar en tu casa o al aire libre. Y si en tu casa tenés chicos sabés muy bien que fumar delante de ellos es una cuestión de conciencia. Así cambian los tiempos. En mi infancia cualquiera fumaba delante de un chico. Era normal. Ahora evolucionamos. Estamos en una etapa de importantes cambios culturales. Apuntamos a estar limpios. Cualquier adolescente podría decir cosas como ¡Claro, ustedes ya se fumaron todo, la pasaron bomba y ahora nos lo prohíben a nosotros! ¡Son unos Ortibas, nos quieren quitar la fiesta porque están hechos mierda! Es por tu bien nene. No señor, yo quiero elegir…

Nietzche diría que esto de acatar la prohibición de fumar es “obedecer sin sentirse humillado”. Me prohíben que fume. Pero me lo prohíben por mi bien.

Por momentos extraño eso de sentarme en un café con mi cuadernito y mis cigarrillos. A veces se extraña las cosas que te hacen sentir bien mientras te hacen mal. El cigarrillo está muy ligado a la figura del escritor. Al tipo con anteojos y un libro bajo el brazo. Está muy ligado y extirparlo de nuestra cultura va a ser un parto propiamente dicho, una cuestión de décadas. No sé si se va a lograr. Por suerte no soy un fumador crónico. Dejé el cigarrillo sólo para momentos de diversión. Puedo estar sin fumar varios meses y de repente bajarme seis o siete en una noche de joda. Es sólo por placer. ¿Nunca te preguntaste cuantos de los 40 cigarrillos que fumás por día disfrutás de veras y cuántos por costumbre? Es una buena manera de empezar a meterte en la onda y ver si podés fumar sólo cuando tenés ganas de disfrutar. Como un buen vino. O un buen polvo.

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