El sábado de 18 de Junio fue el último partido de Martín Palermo como jugador profesional. Se retiró el Titán, el Loco, el optimista del gol. Un jugador que se destacó por su olfato de gol y no por su técnica ni su habilidad como futbolista. Un tipo que te arrancaba una puteada cuando se erraba un penal y después te devolvía la sonrisa cuando un rato después convertía un gol. “Palermo es así”, solía escucharse entre los hinchas, “con él nunca se sabe…”. “Con los pies es de madera, pero con la cabeza es Maradona”. Porque su historia es su tozudez, su optimismo, su fuerza para salir a flote de los momentos más difíciles. Y vaya que la vida le dio revanchas. Supo ubicarse en el área como muy pocos saben hacerlo. El típico “pescador”. El que captura los rebotes. El que está al acecho. Sí, sí, Martín Pescador. Será recordado por haberse errado 3 penales en un mismo partido (copa América 99) y también por haber convertido el gol agónico en el partido contra Perú que le dio a la selección Argentina una gran chance para clasificarse al mundial 2010. Y sí, en el 99 lo puteó todo un país, y en el 2010 ese mismo país se rindió ante su olfato de gol y su capacidad de hacer milagros, esa misma gente coreó su nombre bajo la lluvia en un estadio de River angustiado y repleto. Y también se emocionó cuando en pleno mundial de Alemania ese tipo de 36 años le convirtió un gol a Grecia que terminó de definir el partido 2 a 0 a favor de Argentina, y además con la cuota emotiva que brindó su familia en la tribuna. ¿No es eso perseverancia? Así será recordado el Titán. El tipo que hizo su gol número 100 con los ligamentos rotos, el que pateó un penal con los 2 pies, el que se bajó los pantalones luego de haberle convertido un gol a Newells, el que festejó un gol con la gente y se le vino una pared encima, el recordado gol a River bautizado como “gol con la muleta”, el gol de media cancha a Independiente, el gol a Banfield luego de haber perdido a su hijo recién nacido, el gol a Uruguay con el ojo en compota, el gol a Vélez cabeceando desde 40 metros, los dos goles en 5 minutos al Real Madrid por la copa intercontinental, el gol a River en su último superclásico… y hay más: de chilena, de taco, colgándose del travesaño, en el medio de la neblina, festejar estrellándose contra los carteles publicitarios, o el beso al tatuaje con el nombre de su hijo fallecido y la mirada al cielo, su sequía con 10 partidos sin convertir… En el 2008 fue declarado el mejor cabeceador del mundo por los lectores de FIFA.com ("Ha metido goles de cabeza incluso desde fuera del área y, lo que es más importante, se genera él mismo su propia situación de gol en situaciones desfavorables"). 306 goles sólo en partidos oficiales. La película de Martín llegó a su fin. Se lo despidió en la Bombonera como muchos clubes deberían despedir a sus ídolos. Incluso le regalaron ¡el arco! Y además tuvo la sabiduría de saber retirarse a tiempo. Supo que esa decisión es la que te convierte en leyenda. “Prefiero retirarme del fútbol y no que el fútbol me retire a mí” declaró unos días antes de su último partido en la bombonera. Pero 7 días después, ante el Gimnasia y Esgrima de La Plata en el que juega su amigo Barros Schelotto cometió su última travesura. En el último minuto del partido habilitó con uno de sus cabezazos más clásicos a Cellay, quien en el centro del área no tuvo más que empujarla y empatar el partido (2 a 2). Se enmudeció el estadio y mandó al equipo Platense a jugar un desempate con Huracán para ver quién desciende y quién juega la promoción. Ese fue el final de la película, la película del Palermo futbolista. El “tronco”, el “burro” que supo hacerse leyenda a fuerza de optimismo, de ir siempre al frente, aún a costa de pasar vergüenza. Se va a extrañar su felicidad luego de convertir. Su emoción, su manera de vivir del gol. Adiós Titán. Gracias por ser humano. Gracias por enseñarnos a perseverar aún cuando el viento está en contra. Suerte en tu nueva vida.
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