Tuesday, May 05, 2009

CORTINAS DE BAÑO: PROLOGO

Este es parte del prologo de mi libro CORTINAS DE BAÑO, que desde hace unos días se pueden descargar desde este mismo blog (ver sección Links). De más está decir que espero que lo disfruten tanto o más que yo al escribirlo. Saludos.


Según el diccionario una cortina es una tela que por lo común cuelga de puertas y ventanas como adorno o para aislar de la luz o de miradas ajenas. Las cortinas de baño –esas mismas que saliéndose de ese “por lo común” tan simplificador de lo complejo, penden de un caño de aluminio situado sobre el borde mismo de la bañera–, no sólo embellecen la vista del cuarto de higiene, sino que ocultan o, tal como lo dice su nombre, “cortinan” algo que por una cuestión de pudor y moralidad no debería ser visto. Bien ¿Qué es lo que cortinan, o en todo caso, siguiendo con la definición que está en el diccionario, aíslan de las miradas ajenas? ¿Qué es lo que no debe verse? ¿Un cuerpo desnudo tratando de higienizarse o a lo sumo relajarse debajo de un chorro de agua? ¿O, por citar algunos ejemplos sencillos (y a la vez delatores de la complejidad que anida en cada uno de nosotros), los azulejos sucios, los pelos que cubren la rejilla del desagüe, los botellones de shampoo vacíos a los que se les echa un chorro de agua para aprovechar al máximo el contenido del envase? ¿No son ambos motivos parte importante de los momentos más íntimos que puede tener una persona con su cuerpo? Luego de esta especie de ensayo aleatorio y existencial, un tanto patafísico, básicamente podría afirmarse que, en efecto, las cortinas de baño ocultan algo que no debe verse desde afuera mientras está ocurriendo, al menos para evitar exposiciones desagradables (o no, según como se lo mire) ante alguien que por descuido o por desidia llegara a abrir la puerta. Pero si nos salimos tan solo un poquito del tema del pudor y el no me mires que me da vergüenza (como quien detiene el auto a un costado de la ruta para contemplar algo que le ha llamado la atención) vamos a encontrarnos con que además cumple otra función importante, ya que si en el momento de la ducha está bien colocada evita que se salpique el piso, lo cual nos cuida de dos cosas: de resbalar y de tener que secar el baño, la que seguramente es la parte que menos nos gusta de todo ese ritual tan necesario para el bien de nuestra inserción en el complejo entramado de las relaciones con los demás. No es ninguna novedad decir que las hay de muchos motivos, precios y materiales, y que, como en todo mercado de hoy en día, hay para todos los gustos. Pero más allá de eso, el asunto, es decir, el tema que nos concierne, vendría a ser: ¿por qué se me ocurrió titular a este diario personal que llevé a cabo desde fines de 2005 hasta fines de 2006 de esta manera tan particular? Ahora que lo pienso, se me ocurre que el título mismo es una invitación a correr la tela colgante para acceder a la desnudez intelectual de una persona, que en este caso, quién otra podría ser sino yo. ¿Y por qué un diario? ¿Por qué darlo a leer? ¿Por qué la necesidad de exposición? ¿Por qué semejante acto de vanidad?

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